Tribunal sentenció a berlinés que mató a otro hombre para comérselo

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Autor: Cooperativa.cl

El caso fue catalogado como sucesor del "Caníbal de Roteburgo", un individuo que realmente consumió partes del cuerpo de otro al que había conocido por internet, historia que animó al condenado a profundizar en sus fantasías.

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Un individuo de 41 años fue condenado en Berlín a 13 años de cárcel por matar a un compañero sexual al que mató con un destornillador, destripó y troceó con intención de comérselo, algo que no llegó a hacer porque al final le dio asco.

 

El condenado, un pintor de brocha gorda cesante, residente en el barrio berlinés de Neukoelln, deberá ingresar además en una institución siquiátrica, ordenó la Audiencia Provincial de Berlín.

 

La fiscalía había reclamado 14 años y nueve meses de cárcel para el hombre, condenado por asesinato para satisfacer sus apetitos sexuales, mientras que la acusación particular reclamaba cadena perpetua y la defensa 10 años de cárcel.

 

En el proceso, un experto le atribuyó un "grave trastorno síquico" y opinó que el individuo, que tiene fantasías caníbales desde hace muchos años, es peligroso para su entorno.

 

El caso del "caníbal de Roteburgo", Armin Meiwes, un tipo que realmente se comió partes del cuerpo de otro al que había conocido por internet, animó al condenado a profundizar en sus fantasías.

 

Así, desde que saltó a las páginas de los periódicos el caso de Roteburgo, el berlinés empezó a pasar cada vez más tiempo en casa, conectado a internet para compartir su perversión con otras personas, y llegó a fabricarse una mesa de madera sobre la que luego descuartizó a la víctima en octubre del pasado año.

 

Esta era un profesor de música de 33 años que en sus prácticas sexuales como máximo le gustaba ser atado, pero no tenía intención alguna de morir, por lo que rogó al caníbal que lo llevara al hospital después de sufrir la primera herida, que éste le propinó con un destornillador, pero no le hizo caso y siguió clavándoselo.

 

A pesar de que padece un grave trastorno síquico, el criminal era consciente de sus actos, punto de vista que el tribunal consideró probado gracias a detalles como que, una vez asesinado el profesor de música, se tomó un café y se fumó un cigarrillo antes de ponerse a descuartizar su cadáver.

 

La policía encontró las tripas de la víctima en un saco, varios cubos llenos de sangre, las piernas en una bolsa de basura con los pies sobresaliendo, y en la cocina trozos de pulmón mezclados en el plato de la comida del gato del caníbal, además del pene en una bolsa de plástico con sal guardada en la nevera.

 

Al caníbal de Roteburgo, predecesor, de algún modo, de este caso, fue condenado a ocho años y medio de cárcel, una pena que el Tribunal Federal Supremo levantó recientemente para ordenar un nuevo proceso, pues consideró la sentencia demasiado benévola.

 

En este último caso, a diferencia de lo ocurrido en el caso del pintor y el profesor de música, la víctima estaba poseída por la fantasía de dejarse cortar el pene y luego ser troceado y devorado, algo que el caníbal hizo. (EFE)

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