EE.UU. le dio luz verde a la dictadura argentina para su "guerra sucia"

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Autor: Cooperativa.cl

En una reunión realizada en Santiago, en 1976, el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger dijo a los representantes trasandinos: "Hagan lo que tengan que hacer, rápido".

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En junio de 1976, cuando arreciaban las torturas y desapariciones de izquierdistas en Argentina, el entonces el secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger le pidió a los militares golpistas: "Hagan lo que tengan que hacer, rápido, y vuelvan a la normalidad".

 

El National Security Archive, organismo que analiza documentos desclasificados del gobierno de EE.UU., divulgó el memorando de una conversación de Kissinger con el ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, almirante Augusto Guzzetti, realizada en Santiago, durante el gobierno de Augusto Pinochet.

 

Los militares habían derrocado dos meses y medio antes a la presidenta constitucional, María Estela Martínez de Perón, e iniciaron una campaña de represión que incluyó asesinatos, torturas y desapariciones de miles de personas, incluidos cientos de exiliados de países vecinos.

 

Carlos Osorio, director del Proyecto Cono Sur de la institución, aseguró que en aquella entrevista "Kissinger nunca discutió las violaciones de los derechos humanos, la tortura de varios ciudadanos estadounidenses, ni el asesinato de refugiados políticos en el contexto de la 'Operación Cóndor'".

 

La "Operación Cóndor" fue la coordinación de los regímenes militares de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para la captura y eliminación de supuestos guerrilleros y asilados políticos en toda la región.

 

"Este memorando confirma la idea de que Kissinger dio luz verde a la guerra sucia y muestra el entendimiento cordial de los dos dignatarios en asuntos de seguridad", agregó Osorio.

 

En la conversación documentada por el memorando del Departamento de Estado, el almirante Guzzetti le dijo a Kissinger que en Argentina había aproximadamente 500.000 ciudadanos de países vecinos cuyo ingreso había facilitado el derrocado gobierno peronista, y que entre ellos había "terroristas".

 

"El problema terrorista es general en todo el Cono Sur", dijo Guzzetti, de acuerdo con el documento, en el que añade que "para combatirlo estamos alentando los esfuerzos conjuntos para integrarnos con nuestros vecinos".

 

"¿Con cuáles?" preguntó Kissinger, prosigue el oficio desclasificado, a lo que el ministro trasandino respondió: "Todos ellos: Chile, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Brasil".

 

Más adelante, Kissinger le señala a Guzzetti que "si hay cosas que deben hacerse, es mejor que las hagan rápido. Pero deben retornar rápidamente a los procedimientos normales". "Sí, debemos encontrar procedimientos que no alienen a la ciudadanía. Así se lo aconsejaré a nuestro presidente", fue la respuesta de Guzzetti.

 

Entre otros asuntos documentados en ese memorando, Kissinger y Guzzetti hablaron del reclamo de soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas, ocupadas por el Reino Unido desde 1833, y la preocupación de Washington y Buenos Aires por la presencia de tropas cubanas en Angola.

 

Guzzetti indicó a Kissinger que a Buenos Aires le interesaba algún tipo de coordinación para la "seguridad del Atlántico Sur" y que el asunto de las Islas Malvinas era "muy importante para Argentina".

 

"Hasta ahora el gobierno de Estados Unidos se ha abstenido en el asunto de las Malvinas", dijo Guzzetti, a lo que agregó que esperaba que Washington "reconsidere su posición y nos ayude".

 

"Para nosotros", respondió Kissinger en junio de 1976, "es muy difícil involucrarnos en eso", en referencia a las Malvinas.

 

En 1982, la dictadura militar argentina envió una expedición a las Malvinas que fue correspondida con una lenta pero dura respuesta del Reino Unido que, con la ayuda de EE.UU., asestó una derrota a Buenos Aires que aceleró el final del régimen castrense.

 

Otros asistentes a la reunión, según el documento, fueron el subsecretario de Estado para Asuntos Económicos, William Rogers; el subsecretario para Asuntos de Seguridad Internacional, Carlyle Maw; y Luigi Einaudi, que es el actual subsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y figura como "el que toma las notas".

 

Por el lado argentino, acompañaron a Guzzetti el Director General de Política Internacional en la cancillería, Carlos Pereyra; y el embajador de Argentina ante la OEA, Julio César Carasales. (EFE)

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