Quemaduras de cigarrillos en su piel, amarras en las manos e incluso simulacros de fusilamiento debió soportar el albañil que testificó contra un ex policía, tras lo cual fue plagiado.
El albañil Luis Gerez, de 51 años, testigo clave en casos de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura argentina (19876-1983) apareció con signos de torturas, luego de estar tres días desaparecido tras testificar contra un ex policía.
"Fue torturado. Tenía marcas de cigarrillos en el pecho y signos de ligaduras en las muñecas. Cuando fue secuestrado le colocaron una bolsa en la cabeza y lo arrastraron al suelo del auto", aseguró el ministro de Seguridad, León Arslanián.
La autoridad agregó que dichas torturas "son resabios de una práctica de políticos o militares de la represión ejercida durante la dictadura militar".
Algunas versiones, incluso, sostienen que el testigo clave fue sometido a simulacros de fusilamiento durante su cautiverio.
Minutos después de su liberación, el propio Gerez aseguró al Presidente Nestor Kirchner, en una conversación telefónica, que le debe "la vida" por su reacción al secuestro, según comentaron allegados a la víctima.
Gerez fue encontrado por la policía una hora después de que el mandatario atribuyera a "grupos paramilitares" su desaparición y la de otro testigo clave, cuyo paradero se desconoce desde septiembre.
Luis Gerez se convirtió en el segundo testigo de violaciones a los derechos humanos perdido en Argentina, aunque en el otro caso, de Julio López, un hombre mayor que con su testimonio logró que se condenara a un comisario de la policía bonaerense, sigue en el aire, pues no se sabe nada de él desde septiembre. (EFE)
