Lula, el obrero que se ganó el apoyo de los brasileños

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Autor: Cooperativa.cl

Tornero mecánico de profesión, el fundador del PT recibió el respaldo del pueblo para seguir cuatro años más en el poder, con la mirada puesta en la pobreza y la lucha contra la corrupción.

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Luiz Inácio Lula da Silva vivió los últimos meses al borde de un infierno de corrupción, pero este domingo los brasileños le han dado un voto de confianza y este antiguo obrero pasará otros cuatro años en el paraíso del poder.

 

Lula fue reelegido con más del 60 por ciento de los votos y derrotó así a sus críticos y a las con que la oposición intentó derrumbarlo sin éxito.

 

A mediados de 2005, cuando las denuncias arreciaban contra el Gobierno y el Partido de los Trabajadores (PT), muchos calcularon mal y llegaron a contar los días para su destitución.

 

Hace un mes acarició la reelección, pero se le atragantó por otro escándalo del PT, que forzó una segunda vuelta y hasta puso en duda sus posibilidades de triunfo.

 

Sin embargo, como el "sobreviviente" que dice ser, se repuso al igual que el año pasado, cuando la corrupción descabezó al PT y llevó ante la Justicia a varios de sus más influyentes ministros.

 

En un país que, según sus políticos, tiene "memoria corta", los festejos dejaron esas denuncias tan distantes como la época en que Lula vivía en el árido interior del estado de Pernambuco, donde nació en 1945.

 

Qué día, ni él sabe. Fue registrado el 6 de octubre, pero su madre, fallecida en 1980, juraba que fue el 27 de ese mismo mes.

 

Su padre, Arístides da Silva, era un campesino analfabeto que tuvo 22 hijos con dos mujeres: Lindú, madre de Lula, y Valdomira, prima de la anterior.

 

Con Valdomira, entonces de 16 años, huyó a Sao Paulo cuando faltaba un mes para que Lula naciera.

 

Atrás partió Lindú con la prole y se instaló en el puerto de Santos, donde Lula conoció a su padre a los cinco años y el trabajo a los siete, vendiendo tapioca -una fécula blanca que se extrae de la raíz de la mandioca- y naranjas en un muelle.

 

De su padre, que acabó sepultado como indigente, tiene pocos recuerdos, y sólo comenta: "Le debo el espermatozoide que constituyó mi ser".

 

Lula terminó la primaria en 1956 y en 1959 fue el primero de la familia con un título, de tornero mecánico, que le valió un empleo en 1960.

 

Seis años después entró al Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo, desde cuya presidencia lideró el mayor movimiento obrero de la historia de Brasil.

 

En esa época bebió en las fuentes del marxismo y conoció la cárcel por su oposición al régimen militar que gobernaba el país.

 

En 1980, con la apertura política, congregó a un centenar de obreros e intelectuales y fundó el PT, nacido bajo el ala del ideario de León Trotsky, aunque actualmente inclinado más al centro que a la izquierda.

 

Fue candidato presidencial en 1989, 1994, 1998 y 2002. Al cuarto intento llegó al poder con un lema de "paz y amor" muy diferente al radical discurso del desaliñado obrero que, en mangas de camisa y puño en alto, pregonaba "revolución".

 

En sus primeros meses en Brasilia llevó a las primeras planas la cara africana de Brasil. Viajó por las regiones más pobres con todo su gabinete, para que sus ministros de buena cuna "sintieran el olor de la pobreza".

 

En lo económico, apostó por la ortodoxia. Los más radicales del PT le acusaron de entregarse al "neoliberalismo" y no le tembló el pulso para poner orden.

 

Los críticos fueron sumariamente expulsados y Lula pareció no tener oposición durante sus primeros dos años de gobierno, en los que su discurso social resonó más que los logros reales.

 

Apareció entonces un enemigo inesperado: uno de los mayores escándalos de corrupción que se recuerden en Brasil, centrado en el PT y en muchos de los más fieles compañeros de su vida política.

 

Surgió ahí el Lula pragmático. Se mostró traicionado, desmarcó al Ejecutivo del PT para dar lugar al centro y la derecha y afirmó que "jamás" fue de izquierda, sino un mero sindicalista.

 

Apoyado en su sintonía con las masas y algún tinte populista, casi excluyó al PT de su campaña y se presentó bajo el lema "Lula de nuevo, con la fuerza del pueblo".

 

Campechano como siempre, este domingo cantó victoria antes de tiempo.

 

"La reelección es una cosa importante, porque el pueblo supo reconocer el trabajo de cuatro años", declaró por la mañana al votar. (EFE)

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