El próximo presidente deberá cumplir con contratos firmados por la actual administración.
Brasilia sólo ha cancelado el 55 por ciento de las obras contratadas entre 2007 y 2009.
El sucesor del presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, heredará un presupuesto multimillonario ya comprometido en obras de infraestructura que limitará su margen de maniobra en materia económica, informó la prensa.
A final de año, Lula cederá la jefatura del Estado al ganador de las elecciones del próximo octubre, en las que, según las encuestas, parten como favoritos José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y la ministra de la Presidencia, Dilma Rousseff, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
El vencedor de los comicios tendrá que cumplir los contratos firmados por la actual administración, que rondarán 35.200 millones de reales (unos 10,3 billones de pesos) correspondientes apenas a obras contratadas entre 2007 y 2010 y que no van a ser ejecutadas ni pagadas bajo el mandato de Lula, según el diario O Globo.
En su edición dominical, el diario carioca calculó que el Ejecutivo arrastra de años anteriores 25.000 millones de reales (casi $7 billones) en obras no acometidas o sin terminar.
Esto supone que el Gobierno sólo ha pagado el 55,2 por ciento de las obras que contrató entre 2007 y 2009 y que fueron incluidas en el plan de infraestructuras que ha servido como eje del segundo mandato de Lula.
