En la misma jornada que en gran parte del mundo se conmemora el Día Trabajo, la comunidad extranjera en el país norteamericano acudió en gran cantidad a las manifestaciones en pro de una reforma migratoria.
Cientos de miles de inmigrantes, principalmente de origen hispano, faltaron al trabajo y salieron a las calles de Estados Unidos respondiendo al llamado de boicot para demostrar la fuerza de los extranjeros, que fue capaz de paralizar o demorar el trabajo en industrias, comercios y restaurantes del país.
El "Día sin inmigrantes" tuvo amplia participación pese a las diferencias entre los activistas sobre el mensaje que se debía enviar a los legisladores en Washington que debaten una reforma a las leyes de inmigración.
Las principales ciudades estadounidenses vieron cómo un gran número de manifestantes salían a las calles en el día en el cual en gran parte del mundo se celebra, como festivo, el Día Internacional del Trabajo.
Unas 300.000 personas se reunieron en el centro de Chicago y otros cientos de miles más hicieron lo propio en Los Angeles y Nueva York.
En la zona de Los Angeles, restaurantes y mercados habitualmente concurridos estaban desiertos y los camioneros evitaban el puerto de cargas más grande del país. En el centro de la ciudad, uno de cada tres pequeños comercios estaba cerrado.
Mount Pleasant, el corazón latino de la Washington, amaneció esta jornada bajo un sol radiante y un inusual aire festivo para ser el primer día laboral de la semana, ya que el país norteamericano celebra su Labor Day el primer lunes de cada septiembre.
Había en la atmósfera una calma sospechosa, alimentada por el cierre de docenas de comercios y por los grupos de hombres ociosos que mantenían animadas conversaciones en calles y parques.
En Nueva York, en tanto, las manifestaciones fueron respaldadas por los latinos que emigraron a la ciudad en décadas pasadas y que prosperaron hasta tener ahora su propio negocio.
Muchos de estos "viejos" inmigrantes cerraron sus negocios y dieron permiso a sus empleados para que salieran a la calle y secundaran los llamamientos a no acudir al trabajo ni comprar en los comercios.
De esta manera tendieron su mano y solidaridad a los indocumentados que se movilizan en pro de una reforma migratoria justa. (Agencias/EFE)
