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"La desnudé y traté de violarla": La macabra confesión del asesino de profesora en España

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Autor: Cooperativa.cl

El caso de Laura Luelmo causó conmoción en todo el mundo tras su desaparición.

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El pasado miércoles 12 de diciembre Laura Luelmo desapareció. El caso de la profesora española causó conmoción cuando encontraron su cuerpo sin vida y un hombre confesó haberla matado.

Bernardo Montoya reconoció el crimen de la joven de 26 años y medios españoles revelaron todos los detalles de su confesión.

El sujeto de 50 años contó cómo la engañó, golpeó e intentó violarla, aunque asegura que no pudo hacerlo. Según su relato, la abandonó inconsciente y amarrada, pero "todavía estaba viva", detalló ABC.

Montoya había estado en la cárcel previamente por el asesinato de una anciana y por un robo con violencia. Sin embargo, hace poco estaba en libertad y vivía cerca de la profesora.

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Laura le había comentado a su novio que tenía miedo por cómo la miraba un vecino, precisamente su homicida.

Según su testimonio, la mujer se le acercó a preguntarle por la dirección de un supermercado y el la envió a otra parte, donde estaría sola. De un golpe la dejó inconsciente, la ató con una cuerda y la escondió en su auto. Pero como no pudo violarla huyó.

La autopsia determinó que Luelmo falleció a raíz de un traumatismo craneoencefálico provocado por un fuerte golpe en la cabeza y que ella murió entre el 14 y 15 de diciembre, dos o tres días después de su desaparición.

La confesión completa:

La chica salió de su casa y se me acercó a preguntarme algo. Yo estaba sentado en una silla en la puerta de la mía, que están frente a frente. Ella me dijo: "Hola, vecino, oye, ¿sabrías de algún supermercado por aquí? Es que soy nueva".

Yo le respondí: "Claro, mujer", y le di una dirección. La engañé, porque la mandé a un callejón sin salida donde no había supermercado ni nada.

En cuanto se alejó un poco, yo corrí a por mi coche. Me monté, y dando un rodeo llegué primero al callejón. Allí esperé a que llegara. Cuando la chica apareció en el callejón sin salida, se quedó como sorprendida y me preguntó: "¿Qué haces aquí?" Y mirando hacia los lados dijo: "¿Y dónde está el supermercado?"

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Entonces, sin decir palabra, la agarré y golpeé con violencia su cabeza contra el maletero de mi coche. Quedó inconsciente en el suelo. Tenía una cuerda en el vehículo y aproveché un trozo para atarle las manos a la espalda.

La metí en el maletero del coche y la envolví en una manta con el propósito de agredirla sexualmente después. Conduje hasta el lugar donde la encontraron.

Al llegar, la desnudé de cintura para abajo y traté de violarla, pero a pesar de que ella estaba inconsciente, no lo conseguí. Lo intenté, pero nada. Juro que al final no la agredí sexualmente.

Luego me asusté. La saqué del coche y la trasladé como pude hasta la zona de las jaras. Y me fui corriendo, pero juro que cuando yo la dejé allí, ella todavía estaba viva. 

Me fui corriendo. Llevaba en el coche las zapatillas de la chica y el teléfono. De regreso a casa tiré el teléfono en un contenedor y unos minutos después las zapatillas en otro contenedor.

Llegué a casa e intenté dormir, pero no lograba conciliar el sueño. Así que decidí salir a andar. Salí de casa a dar un paseo.

Los días siguientes iba a ver a gente, a conocidos, a amigos y luego regresaba a casa, hasta que un día vi a la Guardia Civil. El sábado por la tarde traté de entrar en mi casa, pero estaba allí la pareja de la Guardia Civil. Al verles, salí corriendo para no volver.

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