Arzobispo de Varsovia debió renunciar por su colaboración con régimen comunista

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Autor: Cooperativa.cl

Poco antes de ser consagrado en el cargo Stanislaw Wielgus dimitió de la designación ante la presión ejercida por sectores políticos y de la propia Iglesia polaca.

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El anuncio de la renuncia al cargo de metropolitano de Varsovia del arzobispo polaco Stanislaw Wielgus, acusado de haber sido confidente y espía de los comunistas durante la Guerra Fría, fue acogido este domingo con gritos de protesta en la catedral y los aplausos de quienes reclamaban ese paso.

 

Los aplausos, notablemente en minoría, correspondieron, entre otros, al presidente de la República, Lech Kaczynski, mientras que las protestas correspondieron a la inmensa mayoría de los fieles que habían acudido a presenciar la ceremonia de investidura del prelado en la catedral de la capital polaca.

 

Son muchos los observadores que apuntan a Lech Kaczynski -uno de los abanderados de la depuración de la vida pública de Polonia mediante la exclusión de ella de los ex confidentes y ex agentes comunistas-, como uno de los promotores de la dimisión presentada por Wielgus y de su aceptación por el Vaticano.

 

A primeras horas de la madrugada de este domingo se celebraron consultas febriles entre representantes de la Presidencia de la República y del Vaticano encaminadas a impedir la investidura de Wielgus, que en su intención de asumir el cargo de metropolitano contaba prácticamente con el respaldo de toda la jerarquía y de la corriente más conservadora de la Iglesia y sus medios, la Radio María, la televisión Trwam y el diario Nasz Dziennik.

 

Este respaldo se produjo incluso después de que la Comisión de Historia de la Iglesia, que estudió los documentos secretos de la policía comunista, señalara en su informe que no cabía la menor duda de que el arzobispo había sido confidente y espía.

 

Aun así, el director de los medios integristas, el sacerdote redentorista Tadeusz Rydzyk, declaró abiertamente que la polémica en torno a Wielgus se debía a que los enemigos de la Iglesia querían tener en Varsovia a un obispo liberal.

 

En ese clima de presiones e insinuaciones han sido muy pocos los jerarcas de la Iglesia que, como el arzobispo de Gdansk, Tadeusz Goclowski, se atrevieron a anunciar que no participarían en la investidura de Wielgus y que, de estar en su lugar, renunciarían al cargo de metropolitano.

 

Mientras tanto, Wielgus no ha hecho hasta ahora declaraciones ni comentado las acusaciones sobre su pasado de colaboración con el comunismo, tampoco para disculparse ante los fieles de la que iba a ser su arquidiócesis.

 

Pese a todo, el veterano cardenal Jozef Glemp, durante 25 años metropolitano de Varsovia y, hasta que no se nombre a otro nuevo, actual administrador de la arquidiócesis, presentó este domingo en su homilía en la catedral a Wielgus como una víctima del comunismo a la que ahora quieren destrozar los periodistas, los historiadores y los empleados de los archivos de la policía comunista.

 

Las generosas palabras de Glemp sobre Wielgus arrancaron a los fieles más de una vez largas ovaciones en señal de que, para una gran parte de los creyentes polacos, el Papa no hizo mal nombrándolo como metropolitano, sino aceptando su dimisión.

 

Los observadores políticos consideran que las consecuencias del caso Wielgus serán muy serias, porque es incuestionable que la nunciatura apostólica en Polonia no funcionó bien, ya que a ella le correspondía indicarle al Papa el candidato a metropolitano y lo hizo, pero sin tratar de conocer el pasado del arzobispo.

 

La nunciatura y la Conferencia de Obispos Polacos no pidieron hasta hace unos días al Instituto de la Memoria Nacional los documentos sobre Wielgus, que hoy todos los polacos pueden consultar entrando en internet y que no dejan lugar a dudas de que traicionó a la Iglesia y a los fieles para hacer carrera científica.

 

Antes de esa investigación, Wielgus había restado importancia a su colaboración con los comunistas jurándole al primado Glemp que había sido mínima, declaración que le sirvió de base a Benedicto XVI para nombrarle metropolitano de Varsovia.

 

Los analistas subrayan que, tras el caso Wielgus, el Papa, dada la hostilidad de los obispos polacos frente a la verificación de las biografías, de ahora en adelante deberá informarse bien antes de aprobar los nombramientos para nuevos cargos en Polonia con el fin de evitar desagradables sorpresas. (EFE)

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