Un sondeo del Journal du Dimanche arrojó que el 64 por ciento de los encuestados se declaró descontento con la labor realizada por el presidente de Francia durante la violencia urbana.
La impopularidad del presidente francés, Jacques Chirac, creció con la crisis de los barrios periféricos, según un sondeo que publicará el domingo 20 de noviembre el periódico Journal du Dimanche.
El 64 por ciento de los encuestados, tres puntos más que hace un mes, se declara descontento con Chirac, frente a tan sólo el 35 por ciento que se muestra satisfecho en el sondeo que se realizó entre el 9 y el 18 de noviembre.
Por el contrario, el primer ministro, Dominique de Villepin, se ha beneficiado de la crisis. El 53 por ciento de los encuestados, cinco puntos más que hace un mes, se declara satisfecho con él.
El 14 de noviembre Chirac se dirigió a los franceses por televisión, por primera vez desde que la ola de disturbios se desató en los barrios marginados de Francia el 27 de octubre.
En esa intervención, vio en la crisis el signo de un "profundo malestar" y de una "crisis de referentes y de identidad" y llamó a una movilización general contra el "veneno" de las discriminaciones, pero sólo anunció una iniciativa concreta: la creación de un servicio civil voluntario para los jóvenes.
La ola de disturbios acabó a mediados de semana con la vuelta a la "normalidad en todas partes", en palabras de la policía.
Sin embargo, a petición del Gobierno conservador de Villepin, el Parlamento aprobó la prorroga durante tres meses del estado de emergencia, hasta casi finales de febrero próximo.
La prórroga fue promulgada este sábado con su publicación en el Boletín Oficial del Estado y, según un sondeo que publicará Le Parisien Dimanche, tiene el respaldo del 68 por ciento de los franceses.
Villepin dijo el viernes 18 de noviembre que, si bien se ha calmado la situación, no piensa acabar con esta medida de excepción antes de comienzos de 2006, porque "las fiestas de fin de año suelen ser un período propicio" para los desbordamientos.
Otro sondeo, publicado hace dos días, muestra que el máximo beneficiario de la crisis ha sido el ministro de Interior y aspirante declarado al Elíseo en 2007, Nicolas Sarkozy, quien no dudó este sábado en volver a tildar de "chusma" a los jóvenes delincuentes.
En un discurso ante nuevos militantes del partido conservador gobernante, UMP, que lidera, Sarkozy tampoco dudó en desmarcarse públicamente de Villepin, su rival potencial en la derecha para las presidenciales de 2007. (EFE)
