El número de vehículos incendiados bajó en la decimoséptima noche consecutiva de actos vandálicos, pero se registró un aumento en el número de detenciones.
Los incidentes en diversas localidades francesas se repitieron la noche del sábado y madrugada de este domingo, pero en menor medida, mientras que París vivió una tranquilidad desconocida en las últimas 17 jornadas consecutivas de disturbios, gracias a las fuertes medidas de seguridad adoptadas por el Gobierno.
La Dirección General de la Policía informó que durante la pasada noche se registró la quema de 374 vehículos y se detuvo a 212 personas.
La cifra de automóviles incendiados es más baja que la registrada la noche precedente (502), a diferencia del número de arrestados, que subió desde los 206 de la víspera.
A las 08:00 horas de este domingo (07:00 GMT) terminó el plazo de 22 horas con prohibición de realizar concentraciones susceptibles de originar desórdenes, determinado por la Prefectura parisina.
La medida, aplicable en el marco del estado de emergencia decretado por el Gobierno el martes 8 de noviembre, tenía como objetivo hacer frente a las amenazas detectadas de una llegada masiva de manifestantes violentos desde la periferia de la capital.
La decisión de la delegación del Ejecutivo en la capital se complementó con el despliegue de unos 3.000 policías, que controlaron las zonas turísticas así como los accesos a la ciudad a través de las estaciones de tren y metro.
El resultado fue una madrugada tranquila en París, favorecido no sólo por las disposiciones de seguridad sino por otros elementos que las autoridades consideraban que podían disuadir a los violentos como la emisión, la noche del sábado, del partido amistoso entre las selecciones de fútbol de Francia y Alemania.
Fuera del "anillo" urbano parisino sí se reprodujeron disturbios, los que terminaron con 76 vehículos quemados (10 menos que la víspera) y un agente herido tras recibir el impacto de una bola metálica lanzada desde un edificio.
En otras zonas de Francia también se mantuvo la tendencia violenta, aunque hubo una disminución en su intensidad, respecto de otras jornadas.
En la provincia de Lyon hubo 70 vehículos incendiados y entre los detenidos hubo nueve menores de edad, para los que estaba decretado el toque de queda.
Aparte de la quema generalizada de vehículos, con mayor o menor incidencia, en la ciudad sureña de Carpentras fue incendiada una escuela, mientras en la zona noroeste hubo uso de bombas molotov contra seis edificios públicos, y en Lewarde la biblioteca municipal fue destruida por el fuego.
En Lyon se produjeron por primera vez incidentes en el centro de una gran ciudad y la policía antidisturbios tuvo que intervenir para dispersar a algunos grupos de jóvenes que organizaban alborotos.
En tanto, las autoridades francesas continúan con los trámites para la expulsión de los extranjeros que estén implicados en los incidentes, en los casos en los que la ley lo permita, según ha confirmado el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.
Con los detenidos de la última jornada, la cifra de quienes han sido puestos a disposición de la Justicia supera los 2.200 desde el origen de los disturbios, el 27 de octubre, aunque no hay datos concretos de cuántos de ellos son extranjeros.
Por su parte, el jefe de la Policía Antidisturbios (CRS por sus siglas en francés), Christian Lambert, aseguró que sus efectivos permanecerán en las barriadas conflictivas sin límite de tiempo, según declaró al diario Le Journal de Dimanche.
"Estaremos en la lucha contra la violencia urbana. Habrá patrullas para controlar y reprimir los disturbios. Iremos a los lugares más difíciles", dijo Lambert. (EFE)
