El primer ministro Villepin se reunió con los rectores de universidades y el presidente Chirac dijo que quiere conversar con universitarios y gremios lo más pronto posible.
El primer ministro francés, Dominique de Villepin, recibió este viernes a rectores universitarios para tratar de apaciguar la revuelta estudiantil, la víspera de manifestaciones de estudiantes y asalariados que los convocantes anuncian multitudinarias.
Estas manifestaciones organizadas para exigir la retirada del nuevo contrato de trabajo para jóvenes -el CPE- en las que los sindicatos esperan nada menos que a un millón y medio de personas, serán la tercera vez desde la revuelta de mayo de 1968 en que desfilan unidos estudiantes y asalariados.
Convencidos por adelantado del éxito de su convocatoria, los sindicatos y las organizaciones de estudiantes prevén reunirse mañana mismo con los primeros resultados de la movilización y una central, la Federación Sindical Unitaria (FSU), ya ha propuesto embarcarse en una huelga interprofesional los últimos días de marzo si el Ejecutivo no cede.
Ante la expectativa de una protesta de grandes dimensiones, el presidente francés, Jacques Chirac, quiso reafirmar que su Gobierno está "dispuesto al diálogo" sobre el controvertido contrato, y que él quiere que ese diálogo se abra "lo más pronto posible".
Chirac, en su tercera intervención de apoyo a Villepin desde el desencadenamiento de la crisis por la CPE, también hizo un llamamiento a la "responsabilidad" de todo el mundo de cara a las marchas de mañana.
Fue una alusión indirecta a los altercados que se produjeron el jueves en margen de algunas de las manifestaciones de estudiantes de, y que se saldaron con cerca de 300 detenciones, además de 92 policías y 12 jóvenes heridos.
Villepin, que sigue negándose a retirar su nuevo contrato para los jóvenes, quiere, no obstante, mostrar un perfil negociador consciente de que precisamente su asociación con una imagen de prepotencia al elaborar ese dispositivo sin escuchar siquiera a los sindicatos, es lo que le ha debilitado ante la opinión pública.
Una encuesta del instituto demoscópico CSA publicada este viernes lo ilustraba al señalar que el 68 por ciento de los franceses quieren que dé marcha atrás en el CPE, un porcentaje que ha crecido en 13 puntos durante el último mes.
Otro elemento que explica el descalabro de la popularidad del jefe del Gobierno es la movilización de los estudiantes, con una cincuentena de las 84 universidades del país prácticamente paralizadas o bloqueadas y una jornada de manifestaciones el jueves sacó a las calles a entre 250.000 y 500.000 personas.
Todos los grandes tenores de los partidos de la izquierda parlamentaria estarán presentes en las manifestaciones, unidos contra Villepin, al que también le ha pedido la retirada del CPE el presidente de la centro-liberal UDF, François Bayrou, que considera que ésa es la condición para poder abrir negociaciones.
El primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, instó al Gobierno a que renuncie al nuevo contrato dirigido a los menores de 26 años -que permite al empresario despedir al joven sin justificar las causas durante los dos primeros años de vigencia- y que lo aplique si gana las elecciones del año próximo.
El primer ministro, que se niega a dar marcha atrás en un CPE que debe entrar en vigor en abril tras su adopción por el Parlamento la semana pasada, intenta que la presión baje con las "mejoras" al dispositivo que ha ido desgranando en los últimos días.
El problema es que está previsto que esas "mejoras" se negocien con los interlocutores sociales, pero los sindicatos se niegan ahora a entrar en el juego después de haber sido dejados de lado en el diseño del CPE, para cuya aprobación además se utilizaron procedimientos de urgencia. (EFE)
