Una angustiosa experiencia vivió una joven de 24 años que, la pasada medianoche, concurrió a Carabineros para denunciar el secuestro de su esposo, de 23.
La mujer, identificada con las iniciales B.Q.R., contó desesperada a la policía que su pareja, F.A.V.P., le había enviado un mensaje de audio, vía WhatsApp, en el que relataba haber sido víctima de un rapto.
En la grabación se escuchaban voces masculinas que dirigían conversaciones extorsivas y, además, ruidos de gemidos, atribuibles a supuestas torturas de las que era objeto el hombre, quien trabaja como chofer de Uber.
El OS-9 de Carabineros inició rápidamente un plan de búsqueda e interceptación de las comunicaciones y redes sociales de F.A.V.P., a objeto de identificar sus rutas y últimas ubicaciones.
"Su pareja indica que esta persona está siendo víctimas de algunas torturas, también había recibido algunas llamadas extorsivas. Se da cuenta al Ministerio Público, el OS-9 comienza a hacer todas la diligencias, ya sea el tránsito del vehículo que andaba manejando, los lugares que frecuentaba y también el monitoreo de redes sociales", detalló la teniente Javiera García.
Para sorpresa de todos, la investigación permitió descubrir que, en lugar de estar secuestrado, el joven había visitado los domicilios de sus tres mejores amigos y con ellos había hecho un tour por botillerías y locales nocturnos de "admisión restringida".
"Se logra encontrar alrededor de las tres de la mañana, la persona se encontraba en perfectas condiciones y nos indica que en ningún caso ha sido secuestrado, sino que se mantuvo de salida con un grupo de amigos y habrían sido ellos quienes realizan estas llamadas a la pareja, debido a que ella lo llamaba constantemente", explicó García.
Carabineros descartó, en definitiva, la tesis de secuestro, pero tras aclararse lo sucedido el muchacho se mostró reacio a ser llevado a su domicilio, donde su esposa esperaba de forma perentoria las explicaciones correspondientes.
