Alegría y tristeza se mezclan en la celebración del Día de la Madre en Los Lagos

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Autor: Cooperativa.cl

Mientras la ciudad de Futaleufú permanece semivacío, emocionantes historias se presencian entre los refugiados en albergues de Puerto Montt.

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Un triste y atípico Día de la Madre se celebra este domingo en la provincia de Palena, afectada desde la madrugada del viernes 2 de mayo por la erupción del volcán Chaitén, lo que obligó al desalojo de sus habitantes y siembra incertidumbre entres los pequeños productores que se dedican, principalmente, a labores agropecuarias.

 

"Es un día un poco triste nomás, pero ya estuve con mis hijos, que me fueron a ver y me dieron el abrazo de costumbre", contó a Radio Cooperativa la señora Elda Vallejos, habitante del sector El Espolón, ubicado 16 kilómetros al poniente de Futaleufú.

 

"De alguna forma lo celebraremos, aunque nos da un poco de tristeza", remarcó la señora Elda quien, pese al complejo panorama que la circunda, se mantiene optimista y bien de salud, no obstante los inconvenientes que sigue produciendo la lluvia de cenizas, que en las últimas horas se ha vuelto más incómoda por la presencia de fuertes vientos en la zona.

 

"Hasta la fecha no hemos tenido grandes complicaciones", sentenció la mujer, disponiéndose a pasar el resto del Día de la Madre con sus dos hijos en la alejada localidad de El Espolón, a la que sólo se puede acceder tras un recorrido en barcaza de alrededor de una hora y media.

 

Madres albergadas en Puerto Montt también celebraron

 

Mientras esto sucede en la alejada localidad, en los albergues de la capital de Los Lagos se combina la desazón, tras más de una semana de iniciada la evacuación, con la emoción del reencuentro y el amor filial.

 

Es el caso de Erika Silva, mujer que hace 20 años partió de Chaitén para radicarse en Santiago y que en todo este tiempo no volvió a ver su madre, hasta el día de hoy, cuando llegó hasta el Liceo Comercial de Puerto Montt para saludar a su progenitora y llevarla consigo a la capital.

 

"La encontré muy viejita. Yo cuando me fui ella era joven, bonita, ahora la encontré muy viejita. Yo venía en el bus y no sabía cómo iba a reaccionar", dijo, aún nerviosa Erika.

 

Pese a los temores, el recibimiento por parte de la señora Rosa a su hija fue cálido y emocionado. "Muy lindo, nunca lo pensé. El mejor regalo que Dios me envió. Estoy contenta", dijo la mujer.

 

Otra curiosa historia es la de Paulina Salinas, una joven de 24 años que llegó embarazada con nueve meses al mismo albergue, en el Liceo Comercial.

 

"La gente antigua me dice que mi niñito está asustado y por eso no quiere salir, entonces las matronas me dijeron que probablemente me van a tener que inducir el parto", contó la futura madre a Radio Cooperativa. (Cooperativa.cl)

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