Jóvenes chinos sorprendidos por ley que los obliga a visitar frecuentemente a sus padres

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Autor: Cooperativa.cl

El inédito estatuto obliga a los ciudadanos a visitar frecuentemente a sus padres ancianos.

El problema es que no hay especificación de la periodicidad mínima y las posibles penalizaciones.

Jóvenes chinos sorprendidos por ley que los obliga a visitar frecuentemente a sus padres
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Los jueces esperan una interpretación judicial para hacer su trabajo.

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La inédita ley china que obliga a los ciudadanos a visitar frecuentemente a sus padres ancianos ha causado estupefacción entre los jóvenes del país pero, a su vez, puso de relieve la necesidad de afrontar el imparable envejecimiento de la población y sus consecuencias.

"Los hijos y los responsables de los mayores no pueden abandonar su responsabilidad de mantenerles", reza el polémico texto, que pide "comprobar frecuentemente que se cumplen las necesidades diarias, financieras y espirituales de los mayores de 60 años".

El hecho de que el documento no especifique la periodicidad mínima de estas visitas y sobre todo las posibles penalizaciones por incumplirlo han sembrado las dudas entre los jóvenes -principales afectados-, que lo ven más como una broma o una simple recomendación que una norma de obligado cumplimiento.

"Esta ley es de risa, ¿cómo quieren aplicarla? ¿Van a controlar cuántas veces viajo a casa?", publicaba una internauta en la principal red social china, Weibo, donde ya se acumulan millones de mensajes que han convertido el asunto en uno de los más comentados de la semana.

La primera "víctima"

A pesar de las muchas bromas que se hacen en las redes, lo cierto es que la ley ya se ha cobrado a su primera "víctima", después de que el mismo lunes un juzgado, apoyado en el nuevo texto, obligara a una hija a visitar a su madre cada dos meses bajo la amenaza de multa y hasta de detención en caso de no hacerlo.

El Tribunal de la ciudad de Wuxi, situada en la provincia meridional de Jiangsu, explicó que la madre -de 77 años- había demandado a su hija después de que ésta la rechazara y que se tuvo en consideración la distancia entre las casas de madre e hija -40 kilómetros- para dictar la sentencia.

"Esperamos que el Tribunal Supremo emita una interpretación judicial de la disposición cuanto antes para facilitarnos el trabajo", aseguró el juez encargado del caso, Gao Xin, a la agencia oficial Xinhua.

La amenaza del envejecimiento

A pesar de que no se espera que la aprobación de la ley cambie radicalmente la situación actual, sí se interpreta como una posible vía para aliviar las dificultades creadas por el cuidado de los ancianos, un colectivo cercano a los 200 millones de personas y en aumento.

De hecho, el Comité Nacional chino sobre el Envejecimiento prevé que esta cifra se incremente hasta los 487 millones en el 2053, un 35 por ciento de la población.

Este rápido envejecimiento plantea serias amenazas para la estabilidad social y económica de la República Popular, ya que el aumento de población jubilada -y la consecuente subida del gasto en pensiones- sucede junto a una paulatina reducción de los ciudadanos en edad de trabajar debido al fuerte control demográfico en los últimos 30 años.

El sistema de pensiones chino se alimenta de los pagos procedentes de los actuales trabajadores activos -después se reparten de forma redistributiva entre los jubilados de las distintas provincias- y de las aportaciones que cada ciudadano ha realizado durante su vida laboral en su cuenta individual.

En 2011, el Gobierno tuvo que inyectar 220.000 millones de yuanes adicionales (35.886 millones de dólares) en el fondo para garantizar el pago de las pensiones.

Más allá de la cuestión económica, algunos debaten sobre la necesidad de legislar los aspectos morales en China, como el respeto y cuidado de los mayores, que consideran que están en peligro a causa del rápido desarrollo económico del país en las últimas décadas.

"No es que no quiera ir a cuidar a mis padres, es que mi trabajo no me lo permite", aseguró Xiao Xia, una joven que trabaja en Pekín pero nacida en Kunming, la capital de la provincia suroccidental de Yunnan, a una distancia de 2.000 kilómetros.

Aunque la ley señala que las empresas deberán dar vacaciones a los trabajadores para tal fin, Xiao no está convencida y asegura, entre risas: "No serían unas vacaciones, sino que al volver debería buscar un nuevo trabajo".

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