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Las mascotas también sufren depresión y deben ir al sicólogo

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Autor: Cooperativa.cl

Problemas se originan en el entorno de los animales.

Excesivas situaciones de aburrimiento o reclusiones solitarias apuran el proceso.

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Es común que el dueño de un perro interprete como un problema físico la conducta anormal de su mascota. Sin embargo, es necesario saber que algunos comportamientos violentos, sorpresivos o de aislamiento, que no se hayan dado en el animal con anterioridad, se pueden deber a problemas de depresión.

Por ello, ante reacciones de este tipo, el amo debe acudir a un especialista con el fin de determinar y tratar de solucionar el problema de su mascota.

Las conductas depresivas o violentas de un perro radican en una situación actual o un trauma del pasado que sigue registrado en la memoria del animal, de acuerdo a Fernando Alvarez, vicepresidente del Colegio de Médicos Veterinarios de Chile

"Entre las causas, pueden deberse múltiples factores como deficiencias del entorno en el que se encuentra el perro, ya que es posible que no sea el más adecuado. También a excesivas situaciones de aburrimiento o reclusiones solitarias durante largos periodos de tiempo", señaló a Cooperativa.cl.

"Pueden producirse patologías por haber sido maltratados o haber sido separados de su madre desde pequeños. El 80 por ciento de el comportamiento radica en el entorno y el 20 por ciento es de origen genético", agregó.

Asimismo, es muy común que el amo sea el responsable de la aparición de alguno de estos problemas, ya que cuando no le presta la atención necesaria, el perro empieza a sentir rechazo y cree no ser admitido en el núcleo familiar

Es frecuente que el perro se encuentre incómodo ante el desorden doméstico, ya que no encuentra hábitos regulares de vida y se produce un desajuste funcional.

Cómo detectar y tratar el problema

Existen dos tipos de depresión en los perros: la endógena, que se caracteriza por la ausencia de motivaciones externas, por lo que se puede afirmar que tiene una causa genética. Y la depresión exógena, que es la más habitual, consecuencia directa del entorno y puede tener causas muy variadas.

Es posible detectar a tiempo la depresión del perro e intentar dirigirle a un experto capaz de tratarle. Por ejemplo, la Sociedad de Médicos Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales (Mevepa), tiene etólogos para tratar a estos problemas.

Para ello, es necesario que el dueño preste atención al animal, con el fin de observar su conducta y percibir si ésta es anormal.

Así, si el perro presenta un carácter de apatía general, somnolencia, inapetencia o falta de interés ante estímulos gratificantes, se debe sospechar de una posible depresión.

Lo más recomendable en estas situaciones es intentar mantener la actividad del perro, así como el contacto con él, para que abandone el sentimiento de rechazo y se sienta apoyado por su dueño.

En el caso de que no se pueda dedicar al animal el tiempo necesario, se puede suplir esta compañía por música, la radio o la televisión durante los periodos de soledad.

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