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Nuevo estudio sobre bullying reveló que burlarse del nombre es la ofensa más frecuente

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Autor: Cooperativa.cl

Casi el 50 por ciento de los jóvenes afirmaron haber sufrido abusos en el último año.

El trabajo -relizado en Nueva Zelanda- reveló que los hombres sufren más acoso que las mujeres.

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Un insulto por tener unos kilos de más o por llevar anteojos o difundir rumores maliciosos, son sólo algunos de los agravios que sufren las víctimas de bullying o matonaje escolar. El 47 por ciento de los niños afirma padecerlo a menudo y el 37 por ciento haberlo practicado contra otras personas.

Estos son los alarmantes datos que aparecen en un estudio neozelandés publicado en el Journal of Adolescence, donde se detallan las formas más comunes de acoso.

Así, en el 29 por ciento de los casos se ridiculiza el nombre de pila o se hace burla de ello, la propagación de falsos rumores es la segunda manera más común.

En tercer lugar, la exclusión, y en cuarto el maltrato sicológico, algo que se da sobre todas la víctimas. Además, el envío de mensajes ofensivos e intimidantes, a través del celular, es cada vez mayor.

El trabajo se realizó con 1.169 estudiantes en 20 de las 27 escuelas de secundaria de la región de Otago, en Nueva Zelanda.

Otro de los datos que arrojó el estudio es que los hombres suelen sufrir más acoso que las mujeres. El 50 por ciento de ellos afirma haberse sentido intimidado o agredido a veces o a menudo durante el último año escolar. El porcentaje es algo más bajo en ellas, con 45 por ciento.

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El trabajo analizó a 1.169 estudiantes de 20 colegios de Nueva Zelanda.

Tipo de víctimas

A pesar de que en estudios anteriores se afirmaba que las secuelas eran más severas, este nuevo trabajo revela que las víctimas que sufren bullying electrónico -aquel que se practica a través de internet o mediante los mensajes de texto- sufren las mismas consecuencias que aquellas que soportan el acoso tradicional.

En cuanto al perfil de la víctima, se puede hablar de dos tipos: activa y pasiva. Tienen en común que viven una situación social de aislamiento y se encuentran en una posición de inferioridad respecto de sus acosadores.

La víctima activa (aquella que reacciona y se subleva ante el abuso), además, sufre problemas de concentración, tiene una tendencia excesiva e impulsiva a actuar, una marcada impopularidad dentro del grupo y tendencia a reaccionar con conductas irritantes sin importarle el lugar donde se encuentre.

Todo lo contrario les sucede a las víctimas pasivas, que se sienten indefensas, tienen una baja autoestima, ansiedad, inseguridad, dificultad de comunicación, y una vulnerabilidad que les provoca temor ante la violencia.

Victimarios

Los jóvenes que realizan bullying a sus compañeros suelen tender a abusar de la fuerza, acusan falta de empatía y dificultad para ponerse en la piel del otro, identifican el modelo social basado en el dominio y la sumisión y buscan el protagonismo humillando e imponiendo su autoridad a otros niños.

Además, son impulsivos, no toleran la frustración, tienen escasas habilidades sociales, no respetan las normas y tienen una relación especialmente difícil con los padres o profesores, que representan para ellos la autoridad.

Todo ello, según apunta el estudio, desemboca en unas consecuencias que acaban repercutiendo de manera notable en la víctima: una perdida de confianza tanto en sí mismo como en los demás y un rechazo al contexto en el que se sufre la violencia (generalmente los centros educativos, con lo que también se perjudica el rendimiento académico del alumno). Todo ello puede desembocar en conductas destructivas.

El bullying es un proceso que se caracteriza por no ser un acontecimiento aislado, sino que se repite y prolonga en el tiempo. En el estudio todas las víctimas afirman haberlo sufrido frecuentemente o a veces, nunca como algo excepcional. Suele mantenerse debido a la pasividad e ignorancia de las personas que rodean al agresor y la víctima.

Algunas de las medidas a tomar para disminuir en lo posible este fenómeno pasan por fomentar, tanto en casa como en el colegio, unos modelos de comportamiento entre iguales basados en la tolerancia y el respeto; y establecer unos modelos sociales positivos y solidarios.

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