Recalcó que la curación de las víctimas debe ser "la preocupación prioritaria".
También pidió que se promueva una cultura de protección contra los abusos sexuales a menores.
Benedicto XVI considera que la curación de las víctimas de abusos sexuales por parte de clérigos deber ser "la preocupación prioritaria" de la comunidad cristiana, que tiene que ir unida a una "profunda renovación de la Iglesia en todos los niveles".
Así lo manifestó el Pontífice durante un mensaje hecho público por el Vaticano y que fue enviado a los participantes en el simposio "Hacia la curación y la renovación", contra la pederastia, que comenzó este lunes en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y durará hasta el próximo 9 de febrero.
"La curación de las víctimas debe ser una preocupación primordial en la comunidad cristiana y debe ir de la mano de una profunda renovación de la Iglesia en todos los niveles", señaló el Obispo de Roma, quien expresó que todo acto de caridad, "incluso hacia el más pequeño de nuestros hermanos, es un acto de caridad hacia Dios".
Benedicto XVI expresó su apoyo a los asistentes al simposio y les animó a "responder al reto de proporcionar a los niños y a los adultos vulnerables un ambiente propicio para su crecimiento espiritual".
El Pontífice, que declaró "tolerancia cero" contra los clérigos pederastas, pidió a toda la Iglesia que promueva "una cultura vigorosa de eficaz salvaguardia y apoyo" contra los abusos sexuales a menores.
El simposio fue inaugurado por el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (sucesora del viejo Santo Oficio), que se encarga de los casos de abusos, que el Papa calificó en su mensaje de "tragedia".
El Promotor de Justicia (fiscal) del Vaticano, el arzobispo Charles Scicluna, afirmó que con este simposio, la Iglesia Católica quiere dar una respuesta global a los abusos contra menores y asegurar la mejor protección y tutela de los mismos.
"Lo primero que hay que hacer es comprender bien el problema, el triste fenómeno de esos abusos sexuales, para actuar con determinación", señaló Scicluna, que subrayó que los abusos contra menores cometidos por eclesiásticos "no sólo son un pecado, sino un delito", y que la Iglesia tiene "el deber" de colaborar con el Estado para atajarlos.
Durante los últimos años han sido denunciados cientos de casos de abusos contra menores en Estados Unidos, Irlanda, Alemania, Bélgica, Austria, Italia, Australia, Malta y Holanda, entre otros países.
