Decenas de filipinos se crucificaron y flagelaron para conmemorar el Viernes Santo

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Autor: Cooperativa.cl

Según sus practicantes, este rito previene que sus familias se enfermen durante el año.

La Iglesia Católica de Filipinas no recomienda estos actos, pero tampoco se opone.

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Un filipino es crucificado en lo que representa uno de los ritos religiosos más arraigados durante Semana Santa.
Decenas de filipinos se crucificaron y flagelaron este viernes en pueblos y aldeas de Filipinas para celebrar el Viernes Santo, con la creencia de que con ese sacrificio protegerán a sus familias de enfermedades.

Los primeros en someterse al rito en la pequeña localidad de Arrayat, a unos 100 kilómetros al norte de Manila, lo hicieron ataviados con una túnica morada y con el rostro cubierto, porque creen que si vieran desde los cuatro o cinco metros de altura de la cruz a sus seres cercanos no tendrían la fuerza necesaria.

Con tres o cuatro martillazos en la palma de la mano, los imitadores de Cristo quedan clavados a la cruz y entonces son alzados por una cuadrilla de quince personas para exhibir su sufrimiento ante las decenas de personas del pueblo.

También, a las siete de la mañana, ocho fieles comenzaron a fustigarse la espalda para anestesiar la zona antes de que les abrieran las heridas.

Descalzos, con una corona de hojas sobre la cabeza y la cara protegida por improvisados velos, los ocho penitentes se golpean rítmicamente con la fusta mojada con el fin de estar listos para los cortes que les infligen con una diminuta cuchilla sanitaria, unas veinte heridas a cada uno para comenzar.

Grupos de niños cargan cubos de agua para mojar las fustas y evitar que la sangre se coagule en las espaldas ya completamente teñidas de rojo, y "avitualladores" reparten pequeñas bolsas de plástico repletas de cerveza.

La Iglesia Católica de Filipinas no recomienda la participación en estos actos de Semana Santa, pero tampoco se opone a una práctica de fuerte arraigo, sobre todo, entre las clases más humildes.

 

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