Miles de portuguesas se exponen a graves peligros por abortar clandestinamente, o deben viajar al extranjero para someterse a interrupciones voluntarias de embarazo que les están vedadas en su país.
El grupo parlamentario socialista portugués presentará este martes ante la mesa de la Asamblea de la República su proyecto de referendo sobre interrupción voluntaria del embarazo, anunció su líder, Alberto Martins.
El jefe de la mayoría socialista en el Parlamento unicameral luso dijo que "tras el debate sobre el programa del Gobierno, vamos a entregar un proyecto de resolución para que se realice lo antes posible un referéndum sobre la interrupción voluntaria del embarazo".
Martins intervino en la sesión de preguntas al primer ministro socialista, José Sócrates, que defendió su programa y que anunció para esta legislatura un nuevo referendo sobre el aborto, como había prometido en la campaña para las elecciones del pasado 20 de febrero.
El líder de la mayoría socialista también enunció su deseo de "consensuar" con otros grupos parlamentarios el proceso que conduzca a la consulta nacional sobre el aborto, reclamada con insistencia por toda la izquierda lusa durante los tres años de mandato del centroderecha.
Sócrates dijo en su discurso a la Cámara que, al contrario de lo que hizo en 1998 su predecesor socialista, Antonio Guterres, por sus fuertes convicciones católicas, él si participará activamente en la campaña para el referendo.
"Voy a participar. Siembre luché por un cambio legal", dijo el primer ministro en respuesta a una pregunta del radical Bloco de Esquerda (BE), pero también dijo que los socialistas tendrán libertad de voto, porque el aborto es una "cuestión de conciencia".
Sócrates también aceptó las críticas por la reducida presencia femenina en su Gobierno -apenas dos de los 16 miembros son mujeres- y consideró que se debe a "una cuestión estructural" de la sociedad portuguesa.
En 2004, la cuestión del aborto fue nuevamente polémica en Portugal por la llegada a sus aguas del denominado "barco del aborto", fletado por una organización holandesa, al que le fue impedido amarrar en puertos lusos por unidades navales enviadas por el ex ministro conservador de Defensa, Paulo Portas.
En 1998, un primer referéndum sobre el aborto registró una participación mínima y la liberalización de los supuestos fue derrotada por muy poco margen, después de que Guterres, que lo convocó, anunciase que votaría contra él.
Cada año, miles de portuguesas se exponen a graves peligros por abortar clandestinamente, o deben viajar al extranjero, muchas de ellas a la cercana España, para someterse a interrupciones voluntarias de embarazo que les están vedadas en su país. (EFE)
