Ola de suicidios provoca cuestionamientos por las condiciones en las fábricas chinas
Unos siete jóvenes entre 18 y 23 años en los últimos cinco meses atentaron contra sus vidas.
Otros dos resultaron heridos al intentar la misma maniobra.
Unos siete jóvenes entre 18 y 23 años en los últimos cinco meses atentaron contra sus vidas.
Otros dos resultaron heridos al intentar la misma maniobra.
Una ola de suicidios en las fábricas de la multinacional tecnológica Foxconn sacudió a China, donde algunos expertos opinan que el modelo laboral que los trabajadores han soportado 30 años no sirve para la generación de "hijos únicos" que se incorporan ahora al empleo.
En cinco meses, siete jóvenes de entre 18 y 23 años se suicidaron, el último de ellos el viernes, y otros dos resultaron heridos al intentar quitarse la vida en las instalaciones que Foxconn tiene en la ciudad china de Shenzhen, donde la firma taiwanesa produce el iPhone de Apple y otros icónicos aparatos tecnológicos de uso mundial.
Los sucesos motivaron un gran debate en el país asiático, y dudas sobre si las generaciones que nacieron tras el maoísmo (en los 80 y 90) están preparadas para las mismas sesiones maratónicas y robóticas de trabajo que soportaron sus antecesores.
"Estas generaciones que van a trabajar a lugares extraños para ellos, tienen menor resistencia y habilidad que las previas. Su autoestima es muy frágil y se sienten muy presionados", dijo en un debate televisivo sobre el tema el comentarista Bai Yansong, famoso presentador de la cadena pública CCTV.
Los jóvenes chinos, casi todos ellos sin hermanos y con una vida mucho más sencilla que la de sus padres o abuelos, aterrizan en la dura vida laboral de enormes fábricas como las de Foxconn, donde apenas se relacionan con sus compañeros y tienen muy pocas diversiones.
Ante la cadena de suicidios, un periodista local llamado Liu Zhiyi se hizo pasar por trabajador de la compañía taiwanesa en una de las dos "ciudades fábrica" que tiene en Shenzhen, y notó un ambiente opresivo.
"La mayoría de los trabajadores están tristes porque no hay entretenimientos tales como cines o parques para relajarse", relató el periodista local Liu Zhiyi en el semanario cantonés Southern Weekly.
Sin embargo, la empresa taiwanesa se defiende de las acusaciones asegurando que sí hay opciones de ocio en sus dos grandes complejos de Shenzhen, y que muchos de sus empleados se sienten bien pagados (el salario base es de unos 100 euros mensuales, o 120 dólares).
"Tenemos los mejores dormitorios, cibercafés, piscinas y campos de baloncesto", señaló el portavoz de la empresa en China, Liu Kun, quien no obstante ha reconocido a la prensa que la empresa "no sabe como hacer frente al problema" y está pidiendo "consejo a la opinión pública".