El cineasta Roman Polanski, liberado este lunes en Suiza tras cumplir dos meses de prisión y siete de arresto domiciliario, sigue en ese país y asistirá el 17 de julio a un concierto de su esposa, Emmanuelle Seigner, en Montreux (oeste), asegura el diario francés Liberation.
En una entrevista con Seigner, en la que ésta evoca su alivio al saber terminada la "pesadilla" padecida por la pareja y sus dos hijos, de 17 y 12 años, el rotativo mantiene que Polanski "estará entre los espectadores" de su próximo concierto, en el Festival de Montreux, este fin de semana.
"Contrariamente a lo que afirmaban ayer ciertos rumores sobre su retorno a París" el director franco-polaco, de 76 años, se quedará en Suiza "al menos" hasta el 17 de julio, "sin brazalete electrónico", aseguró "Liberation".
Otros medios franceses aseguran, sin embargo, que "nadie sabe" dónde está Polanski en estos momentos.
El futuro
Preguntada por los planes inmediatos de su esposo, Seigner comentó que "retomará su vida normal de cineasta" y relanzará "rápidamente" su proyecto de adaptar al cine la obra de la escritora y dramaturga Yasmina Reza "Dieux du carnage" (2008).
Tan rápido que Reza visitó varias veces en los últimos meses al realizador en el lujoso chalet que posee en Gstaad desde 2006, donde vivía confinado desde el pasado diciembre, tras haber pagado una fianza de más de cuatro millones de euros.
Según el vespertino Le Monde, juntos decidieron situar en Nueva York la acción de este violentísimo pero aparentemente banal encuentro entre los padres de dos colegiales, que contará entre sus protagonistas principales con Isabelle Huppert y Eric Elmosino.
La Justicia suiza liberó ayer al realizador tras rechazar por "vicio grave" una petición de extradición de EEUU, que sin embargo seguirá vigente mientras el procedimiento judicial abierto contra el artista en 1977 no sea anulado.
En 1977, Polanksi reconoció que había mantenido relaciones sexuales con Samantha Gaimer, entonces de 13 años, tras haberle hecho beber alcohol y consumir estupefacientes y cumplió una condena de 42 días bajo control psiquiátrico. Sin embargo, no llegó a ser juzgado, pues ya en libertad condicional, huyó en vísperas del juicio y se refugió en Francia, ante el temor, según sostuvo siempre, de ser víctima de una exagerada condena debido a su celebrida.