El 1 de noviembre despegará el equipo, bautizado como "Simón Bolívar".
Caracas descartó que el mecanismo tenga fines bélicos.
El 1 de noviembre, Venezuela lanzará al espacio el satélite geoestacionario Venesat 1, bautizado "Simón Bolívar", que costó al país más de 400 millones de dólares y que el gobierno de Hugo Chávez desea usar como herramienta de integración regional.
Llevar la telefonía al fondo de Amazonia, hacer un diagnóstico médico inmediato a miles de kilómetros de distancia o convertir la telealfabetización en realidad serán algunos de los objetivos del satélite venezolano, que despegará desde China.
"Simón Bolívar es un primer paso. Después vendrá otro satélite, fabricado ya en Venezuela, y a medio plazo, hacia 2013 ó 2015, Brasil, Argentina y Venezuela, podrían crear la Agencia sudamericana-caribeña del espacio", declaró Nuris Orihuela, ministra venezolana de Ciencia y Tecnología.
Según la responsable y pese a las reticencias que pueda despertar que Venezuela posea un satélite, la entrada del país en el espacio extraterrestre tiene "un ideal de paz" y de servicio al pueblo.
"En este proyecto no hay un solo elemento que no tenga que ver con la prestación de servicios con fines sociales y con la seguridad de nuestra nación. No hay nada que tenga que ver con espionaje o con procesos bélicos", aclaró Orihuela.
El Simón Bolívar estará situado a 36 mil kilómetros de la superficie terrestre, en la órbita hemisférica 78-Oeste, cedida por Uruguay, que hará que la señal de 1.300 megahercios (MHz) se extienda desde el sur de México hasta la mitad del territorio de Argentina y Chile.
El acuerdo firmado con Uruguay especifica que a cambio de esta órbita, que ahora pertenece al Venesat 1, Venezuela cederá a este país el 10 por ciento de la capacidad del satélite "mediante un pedido y exclusivamente para proyectos gubernamentales" aprobados previamente.
El satélite, de 3,6 metros de altura y un peso de 5.100 kilos, transmitirá en Banda C (radio y televisión), KU (transmisión de datos e Internet de alta velocidad) y KA, que todavía no es usada por ningún satélite gubernamental en América Latina y representa el futuro ya que "no está saturada".
