Japón confirmó la muerte de una persona por el mal de Creutzfeldt-Jakob
Tokio reconoció que un paciente falleció, en una fecha no especificada, a raíz de la variante humana del llamado "mal de las vacas locas".
El Ministerio de Salud, Trabajo y Sanidad de Japón confirmó el primer caso en este país de la variante humana del denominado "mal de las vacas locas", la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, en un paciente que ya fallecido.
El enfermo, cuya fecha de defunción no se facilitó, visitó Gran Bretaña durante un mes en el año 1990, explicaron fuentes del ministerio, citadas por la agencia de noticias Kyodo.
El Ministerio de Salud japonés había convocado a un comité de expertos al recibir la información de que el fallecido podía haber padecido esa enfermedad degenerativa incurable.
La Encefalopatía Espongiforme Bovina o "mal de las vacas locas" se descubrió en Gran Bretaña a mediados de los años 80 y puede transmitirse a los humanos como la dolencia de Creutzfeld-Jakob, que ha causado alrededor de 150 muertes, la mayoría en ese país europeo, desde su diagnóstico en 1996.
El período de incubación de esta enfermedad suele ser de 10 a 20 años y sus efectos son devastadores y siempre mortales en el organismo humano.
El "mal de las vacas locas" se transmite a través del forraje para el alimento de las reses, preparado a su vez a partir de compuestos de carne procedentes de animales infectados.
Desde que se detectó en 1986 el primer caso de "vacas locas" en Gran Bretaña, miles de personas podrían haber consumido carne de reses infectadas, aunque hasta hoy los países con enfermos de Creutzfeldt-Jacob se reducían al Reino Unido (la gran mayoría), Francia, Estados Unidos, Irlanda, Italia y Canadá.
En Japón se han confirmado hasta el momento 14 casos de encefalopatía espongiforme bovina, cuyo último episodio fue en octubre pasado, en una vaca de una granja de Hokkaido, isla del norte del país.
Según las autoridades niponas, esa res nació antes de que la normativa sobre las estrictas pruebas destinadas a determinar la enfermedad entrara en vigor, en octubre de 2001, un mes después de que se detectara el primero de los casos de "vacas locas" en Japón.
Además de las pruebas que se realizan a todas las vacas que pasan por el matadero, desde abril de 2004, las autoridades locales examinan a todas las vacas mayores de 24 meses que mueren por causas desconocidas.
El Gobierno japonés destina a 3.000 millones de yenes (26,7 millones de dólares) al año en ayudas por los gastos derivados de los minuciosos exámenes que se efectúan sobre todo el ganado vacuno del país. (EFE)