Colono de Dignidad pidió tiempo para "reinsertarnos y reconocer errores"
Ricardo Alvear señaló que la carta a la comunidad en que los habitantes del enclave alemán hicieron un mea culpa por los crímenes de Paul Schäfer se gestó "hace más de un año".
La carta pública de los colonos de Villa Baviera es fruto de un proceso que "comenzó hace más de un año" y que busca potenciar la reinserción de los habitantes del predio germano del Maule en la sociedad, luego de años de oscurantismo bajo la tutela de Paul Schäfer.
"Me atrevo a pedirle al Gobierno chileno, a la comunidad chilena, que nos dé tiempo, que nos den tiempo para reinsertarnos, reconocer nuestros errores, que la Justicia actúe con máximo rigor con los culpables, pero sí lo decimos de corazón, que queremos cambiar, sobre todo para el futuro de nuestros hijos que están naciendo en Villa Baviera", señaló Ricardo Alvear, un ciudadano chileno que reside hace 33 años en Dignidad.
En conversación con El Diario de Cooperativa, Alvear explicó que "los más jóvenes quisieron hacer un reconocimiento público del pasado, pero hubo mucho obstáculo entre la misma comunidad, porque es un proceso largo que tiene que ir madurando".
"Le dimos a entender, sobre todo a la gente de edad de la villa, que es una obligación nuestra dar a conocer nuestra postura, sobre todo a los jóvenes, que no todos están implicados en los hechos que están saliendo a la luz; y por otro lado, el Gobierno nos dio la mano para avanzar, para seguir progresando", añadió el colono, quien llegó al enclave a los 13 años de edad, luego de ser atendido en el hospital germano.
Alvear relató que cuando niño, como muchos otros menores, captó que llegaban muchas visitas a Villa Baviera, entre ellas varios militares.
"Ahora que vemos las caras, conocemos los nombres, ya tenemos más conocimiento. Podemos decir que Manuel Contreras estuvo en nuestro lugar, también Pedro Espinoza (...) pero en aquellos tiempos nunca supimos ningún nombre, ni siquiera un apodo", detalló.
La labor de los menores, añadió, sólo era cantar para las visitas, pero no habían más comentarios, pues los jóvenes veían a Paul Schäfer "como un tío que los quería a todos", mientras que "los más adultos lo miraban como un líder religioso". (Cooperativa.cl)