Santa Sede pide un castigo penal para clientes de los prostíbulos
En un documento, la iglesia solicita abstenerse de emitir juicios sobre las mujeres que han caído en el comercio sexual y aboga por que se les preste toda la ayuda para salir de la misma.
El Vaticano condenó este martes "con determinación" la violencia sexual contra las mujeres, aseguró que la prostitución es una forma de esclavitud moderna que afecta también a los niños y se mostró partidario de que los "clientes" de las prostitutas sean castigados penalmente.
"Nuestro modelo es el legislativo sueco", aseguró hoy el prelado Agostino Marchetto, secretario del Consejo Pontificio para los Emigrantes, durante la presentación del documento "Orientaciones para la pastoral de la carretera", que también trata el tema de las mujeres y los niños de la calle, y los "sin techo".
El documento señala que en el comienzo del tercer milenio la Iglesia no puede permanecer impasible ante el fenómeno de la violencia contra las mujeres y que es "hora de condenarla con determinación", empleando los medios legislativos apropiados.
"En nombre del respeto de la persona tenemos que denunciar la difundida cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad, induciendo a chicas desde muy joven edad a caer en los ambientes de corrupción y hacer uso mercenario de su cuerpo", señala el texto.
Para la Iglesia, la prostitución es una forma de esclavitud, en la que también pueden caer niños y hombres. La víctima es -señala el documento- un ser humano que en muchos casos pide ayuda "a gritos para ser liberado de la esclavitud, ya que no vende su cuerpo por voluntad".
Tras identificar a la víctima, el documento pregunta quién es el cliente y señala que es un hombre "también esclavo", de una media de edad de 40 años, un sujeto "que busca a las prostitutas para dominarlas más que para tener una satisfacción sexual", un sujeto que en las relaciones sociales "experimenta una pérdida de poder y de masculinidad".
El Vaticano entiende que el cliente debe ser ayudado a resolver sus problemas, pero que es necesaria una medida "eficaz" para un cambio cultural y que esa puede ser "asociar el Código penal a la condena social".
La Iglesia aboga por un plan de formación que suscite en la sociedad una toma de conciencia sobre el tráfico de seres humanos y la prostitución.
También pide abstenerse de emitir juicios sobre las mujeres que han caído en la prostitución y aboga por que se les preste toda la ayuda para salir de la misma, como es encontrarles una casa, un entorno familiar y una comunidad donde sean aceptadas y amadas y puedan comenzar una nueva vida.
A los "clientes potenciales" hay que educarles a respetar y dignificar a la mujer, precisa el documento que subraya que la Iglesia puede ofrecer a las víctimas de la prostitución, entre otras cosas, asistencia médica y lega, educación, rehabilitación y protección.
Sobre los niños de la calle, el arzobispo Marchetto dijo que constituyen uno de los desafíos más arduos y preocupantes de este siglo.
El documento subraya que son ya 100 millones los muchachos que se encuentran en esa situación, "una auténtica emergencia social".
Las causas de este fenómeno están, según el Vaticano, en la creciente disgregación de las familias, las situaciones de tensión entre los padres, los comportamientos agresivos, violentos y a veces perversos hacia los hijos, la emigración con todo lo que implica de desarraigo, las condiciones de pobreza y de miseria, la difusión de las drogas y el alcoholismo, la prostitución y la industria del sexo.
El texto añade también como causas las guerras y los desórdenes sociales, "sin olvidar la invasión sobre todo en Europa de la cultura del desmadre y de la trasgresión en ambientes donde no hay valores de referencia y un vacío existencial caracterizan al mundo juvenil".
El arzobispo Marchetto afirmó que la Iglesia debe salir al encuentro de estos muchachos, "a buscarlos en los lugares donde se reúnen, en las calles, plazas, en las discotecas y en las zonas más calientes de las grandes ciudades". (EFE)