Expertos afirman que el sexo, además de placentero, mejora la salud
Reduce en 50 por ciento el riesgo de sufrir un ataque cardíaco fatal.
Mantiene baja la presión arterial y modera los efectos negativos del estrés.
Expertos en sexualidad han dado a conocer la base científica de los 10 principales efectos beneficiosos que la actividad sexual tiene sobre la salud. Estos han sido comprobados con investigaciones científicas en diversas universidades de Estados Unidos.
- Refuerza el sistema inmunológico
Una frecuencia de uno a dos encuentros sexuales por semana aumenta fuertemente los niveles de un anticuerpo llamado inmunoglobulina A (IgA), primera línea de defensa contra gripes y otros virus de esas características. Este descubrimiento fue hecho por científicos de Wilkes University, en Wilkes-Barre, Pennsylvania, que cruzaron la medición en laboratorio de IgA de 112 estudiantes, con encuestas que incluían preguntas sobre su actividad sexual.
- Alivia el estrés
Investigadores de Escocia publicaron en el prestigioso Biological Psychology que la actividad sexual mantiene baja la presión arterial y modera los efectos negativos del estrés. Llegaron a estas conclusiones monitoreando, además de la presión, diferentes valores químicos de la sangre de parejas mientras mantenían relaciones sexuales.
- Quema calorías
En promedio, 30 minutos de sexo queman al menos 90 calorías. Téngase en cuenta que estos son los valores para una actividad tranquila: no se considera una intensidad agitada. En la práctica, esto quiere decir que, a cualquier dieta que usted decida realizar, sumarle en un mes 20 horas de sexo (distribuidas a gusto), implica perder de medio kilo de peso más de lo previsto.
- Fortalece al corazón
En un estudio publicado por el Journal of Epidemiology and Community Health, los investigadores demostraron que, para los varones, mantener relaciones sexuales al menos dos veces a la semana reduce en un 50 por ciento el riesgo de sufrir un ataque cardíaco fatal, en comparación con hombres que tenían sexo una vez al mes o menos.
- Mejora el acercamiento social
La persona que tiene una elevada frecuencia de encuentros sexuales mantiene altos sus niveles de oxitocina, también llamada la hormona del amor, lo que genera mejores relaciones sociales y predisposición a la generosidad. En tales mediciones coincidieron investigadores de las universidades de Pittsburg y Carolina del Norte.
- Aumenta la autoestima
Tiene mejores resultados que muchas sesiones de sicoterapia, dice Gina Ogden, doctora terapeuta especializada en sexología, matrimonio y familia de Cambridge, Massachussetts. Una de las razones por las que las personas dicen que necesitan sexo es para sentirse bien con ellas mismas. Y si al sexo suma amor y satisfacción mutua, los resultados sobre la autoestima se potencian.
- Reduce el dolor
Como se señaló anterioemente, con el sexo aumenta la oxitocina, y ella dispara la producción de endorfinas (analgésicos naturales producidos por el organismo). Eso explica por qué la experiencia clínica refiere que muchos casos de dolor de cabeza, artritis o síntomas de síndrome premenstrual mejoran o desaparecen inmediatamente después de tener un orgasmo.
- Disminuye el riesgo de cáncer de próstata
Este tipo de tumores es un tercio menos frecuente en aquellos hombres que alrededor de los 20 años experimentaron frecuentes eyaculaciones, de acuerdo con una investigación realizada en Australia y publicada en el British Journal of Urology International.
En otro estudio, publicado en el Journal of the American Medical Association, se demostró que los hombres que tienen más de 20 eyaculaciones al mes reducen considerablemente el riesgo de padecer cáncer de próstata después de los 50 años, comparados con aquellos que no superaban las siete eyaculaciones al mes.
- Ayuda a dormir bien
Esto es así porque la oxitocina liberada durante el sexo también promueve el sueño.
- Fortalece la musculatura pélvica
Para los sexólogos, los ejercicios sexuales no son ninguna novedad, y constituyen una efectiva manera de combatir los casos de eyaculación precoz, mejorar el dominio de los esfínteres, y fortalecer la musculatura perianal y pélvica. Éstos recrean los que involuntariamente se realizan durante las relaciones sexuales: hacer series de 10 a 20 contracciones (imperceptibles para el observador) similares a las que se hacen para detener el flujo de orina.