Ingrid Betancourt: "En la selva conocimos el dolor en todas sus dimensiones"

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Autor: Cooperativa.cl

La colombiana admitió que aún le cuesta enfrentar su cautiverio.

Aseguró que su fe salió fortalecida de la selva en la que permaneció por seis años.

Tras sufrir un cautiverio de más de seis años a manos de la guerrilla de las FARC, la colombiana Ingrid Betancourt aseguró que en la selva conoció el dolor "en todas sus dimensiones", en una entrevista publicada en "El país semanal", suplemento dominical del diario español El País.

"La selva es un lugar hostil. Todo duele en ella. La piel no es un espacio de protección, sino de dolor. Comer duele, ir al baño duele, bañarse duele, vivir duele, respirar duele, no ver el cielo duele, no ver a las personas que uno ama duele", relató Betancourt.

La ex candidata contó que pasaban días sin ver la luz del sol, porque "nos encontrábamos siempre en lugares muy tupidos para no ser localizados", y de eso recuerda los incesantes sonidos "lúgubres" de los animales y, en la noche, "los gemidos de los compañeros que lloran dormidos y gritan sus pesadillas", y afirmó que "me cuesta trabajo hablar de ello, todavía no he podido".

Consultada por aquella imagen en la que aparecía, "delgada, demacrada y triste", Betancourt asegura que en el momento de la foto pensó en la muerte "como una liberación". "A la enfermedad del cuerpo y la tristeza infinita del alma llegó también la resignación de la muerte. No llegaba respuesta, sabía que me estaba apagando y me pareció que tenía que aceptar y preparar a mis niños y a mi mamá", dijo.

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Ingrid Betancourt al momento de su liberación de las FARC, el 2 de julio pasado.

La colombiana explicó que la carta que fue incautada, junto a la foto, a la guerrilla en 2007 por el Ejército colombiano era "prácticamente un testamento, quería decirles que yo les amaba, y que estaba feliz y agradecida a Dios de lo que había vivido", explicó.

En estos seis años de cautiverio Betancourt asegura que su fe ha salido reforzada y que en la selva ha dejado "mucha impaciencia, mucha bobada" y se ha traído a Dios. "Descubrí un Dios con sentido del humor, de la autoridad. Un Dios que educa, que ama. Un Dios que me ofreció libertad", señaló.

A pesar de todo lo vivido, afirma que no guarda rencor, ni deseo de venganza, "sino amor", y reconoce que su esquema mental del conflicto que envuelve a la sociedad colombiana también ha cambiado.

"Cuando yo hacía política en Colombia pensaba que había que cambiar las estructuras del poder. Hoy pienso que hay que cambiar el alma del pueblo colombiano y la de cada uno de nosotros en nuestra identidad individual. Hay que cambiar el mundo. Lo increíble es que pienso que es posible", confesó.