Mallas biodegradables serían una alternativa para abrir las arterias
Los dispositivos se desintegran en el cuerpo pasado un tiempo de su implantación.
Abren los vasos obstruidos para restaurar el flujo sanguíneo.
La tercera generación de stents, los biodegradables, -tubos diminutos que se colocan dentro de una arteria, un vaso sanguíneo u otro conducto con el fin de mantener la estructura abierta- es la mejor alternativa para abrir las arterias.
Un seguimiento a dos años, realizado con 30 pacientes, muestra que estas mallas recubiertas de fármaco y absorbibles por el organismo, cumplen un buen papel en la prevención de nuevas oclusiones de las arterias coronarias.
Los primeros datos del estudio "Absorb", que ya fueron publicado en la revista The Lancet, ya mostraron unos resultados bastante prometedores.
El seguimiento a mayor largo plazo de los mismos pacientes, continúa en esta línea y ofrece datos igualmente positivos.
Los BVS (stents biodegradables que liberan el fármaco everolimús) podrían ser una alternativa a las cánulas tradicionales que son metálicas y de permanencia continuada en el organismo.
Al degradarse con el paso del tiempo y al estar fabricadas de un material diferente, podrían convertirse en la solución de los casos de restenosis, o nuevos estrechamientos coronarios, que se producen en pacientes con un stent que se obstruye con los años.
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| Los stents se colocan dentro de la arteria. |
La investigación
Para conocer el efecto de estos BVS, considerados como una tercera generación de alternativas a la angioplastia (dilatación de las coronarias con un balón), los autores emplearon distintas pruebas de imagen: TAC multicorte, angiografía o ultrasonidos intravasculares, entre otros.
Durante los cinco años de estudio, todos los participantes a los que se les implantó el stent biodegradable tomaron aspirina a diario y 75 mg de clopidogrel durante un mínimo de seis meses. Uno de los pacientes sufrió un infarto de miocardio durante el primer seguimiento pero, a largo plazo, no se detectaron nuevas incidencias.
Entre los hallazgos más importantes, los autores, procedentes del Centro Médico Erasmus (Rotterdam, Holanda) entre otros, destacan que pasados los dos años de la implantación de su colocación el BVS se incorporó "a la pared de los vasos sanguíneos" y se "absorbió" de manera eficiente.
"La reducción de su peso molecular y masa se produjo hasta tal punto que los puntales del stent ya no fueron reconocibles por las pruebas de ultrasonidos", destacan.
Otros hallazgos
Otro aspecto relevante tiene que ver con que la apertura de la arteria, previamente obstruida, se mantuvo pasados los meses y ya degradada gran parte de la estructura de la malla.
En este sentido, aclaran que dos posibles casos de restenosis que se identificaron en el estudio a corto plazo finalmente no evolucionaron y la arteria no se volvió a obstruir. El diámetro medio de estenosis se mantuvo en un 27 por ciento.
La vuelta del adecuado flujo sanguíneo por los vasos obstruidos es otro de los objetivos que se persiguen al implantar estos dispositivos.
La investigación muestra evidencias bastante claras sobre este hecho pero, como aclaran los propios expertos, es necesario seguir indagando.
