Si tiene insuficiencia cardiaca, camine 30 minutos tres veces por semana
Un estudio confirma que el ejercicio reduce la mortalidad y la hospitalización.
Otro trabajo demuestra que mejora la calidad de vida de estas personas.
Aunque descansar era la recomendación más frecuente que los especialistas hacían a los pacientes con insuficiencia cardiaca, desde hace más de 20 años, el consejo médico ha cambiado. Dos nuevos estudios confirman que practicar ejercicio regularmente mejora la calidad de vida, reduce la mortalidad y la hospitalización de los afectados.
"Caminar a una velocidad de tres kilómetros por hora durante 30 minutos, tres veces por semana, redujo un 17 por ciento la mortalidad y la hospitalización por insuficiencia cardiaca", afirma Steven J. Keteyian, autor principal de uno de los dos artículos publicados en el Journal of American Medical Association, quien añade que si se practica durante 40 minutos cuatro días por semana, la tasa de mortalidad y de hospitalización se reduce un 26 por ciento.
Ya lo señalaban trabajos anteriores. Sin embargo, eran ensayos pequeños. "Para valorar la seguridad y eficacia de esta terapia basada en el ejercicio es necesario trabajar con una amplia muestra de pacientes con insuficiencia cardiaca", explican los responsables de este estudio.
![]() |
| Este hábito reduce en 17 por ciento la mortalidad. |
El estudio
En esta ocasión, 2.331 pacientes con insuficiencia cardiaca moderada o grave, procedentes de Estados Unidos, Canadá y Francia, participaron en el estudio entre 2003 y 2008.
La edad media era de 59 años. De forma aleatoria, se les dividió en dos grupos. Uno recibió una terapia estandarizada y el otro, además, se sometió a un programa de ejercicio supervisado.
Este entrenamiento consistía en caminar en una cinta mecánica o pedalear en una bicicleta estática tres veces por semana hasta completar 36 sesiones.
Al finalizar éstas, los participantes continuaban ejercitando en casa. El objetivo era cumplir 200 minutos de ejercicio por semana, aunque los miembros del grupo sólo alcanzaron el 60 por ciento de dicho compromiso en el transcurso de un año.
"El estudio demuestra que un poco de ejercicio es bueno para estos pacientes, pero hacer un poco más es aún mejor", apunta Keteyian.
Calidad de vida
El segundo estudio valoraba en los mismos pacientes los efectos del ejercicio en su calidad de vida, teniendo en cuenta que ésta se reduce considerablemente debido a que los dos síntomas más frecuentes de esta patología (dificultad para respirar y fatiga) influyen en el desarrollo de las actividades diarias.
"Dependiendo del grado de afectación, las limitaciones funcionales pueden ser desde grandes esfuerzos físicos más allá de la vida cotidiana hasta la sensación de cansancio incluso en estado de reposo", indica el doctor Esteban Rodríguez.
Cada tres meses durante el primer año y, después, anualmente (el seguimiento medio fue de dos años y medio), los participantes rellenaban un cuestionario (Cuestionario Cardiovascular de la Ciudad de Kansas -KCCQ-), en el que se reflejaban sus limitaciones físicas, sus síntomas, su calidad de vida y sus restricciones sociales.
A los doce meses, el 53 por ciento de los participantes del grupo del programa de ejercicio experimentaron mejoras clínicamente perceptibles desde el comienzo del ensayo, comparado con el 33 por ciento del otro grupo.
Teniendo en cuenta la reducción de acontecimientos clínicos que supone la práctica de ejercicio y la mejora de la calidad de vida, los investigadores de ambos estudios, realizados en el Instituto de Investigación Clínica Duke, en Durham (Carolina del Norte), apuestan por introducir en el tratamiento de estos pacientes un programa de ejercicio aeróbico supervisado.
