La columna de Aldo Schiappacasse: El ránking del antifútbol en el Superclásico

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- Periodista Radio:
Aldo Schiappacasse, @AldoRomuloS
- Periodista Digital:
Cooperativa.cl

Revisa el artículo del comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa.

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Fue el clásico más sucio de los últimos tiempos. Con violencia física y verbal. Y definitivamente, desterrando el fair play. Después de una ardua revisión de las imágenes –con lectura de labios incluida- las peores acciones del duelo fueron las siguientes.

1.- Agustín Orión lanzando un insulto racista a Jean Beausejour después de la expulsión. A su favor juega que el afectado no quiso denunciarlo. En su contra está el vasto historial que arrastra el arquero.

2.- David Pizarro tratando de borracho y gorreado a Jorge Valdivia, cuando el partido ni se calentaba. La respuesta del Mago es menor en calibre, porque sólo se refirió al tamaño. De Pizarro.

3.- La grosera y alevosa patada de Claudio Baeza a Angelo Araos cuando se jugaban dos minutos de partido. Más que para tarjeta era para cárcel, pero Tobar quería sacar adelante el partido.

4.- La innecesaria y postrera patada de Pinilla a Orión cuando faltaban minutos para que terminara el partido y el arquero ya tenía la pelota en sus manos. Le rompió la nariz gratuitamente.

5.- El manotazo de Beausejour a Baeza para cobrar cuentas pendientes. Bose tuvo un partido descontrolado, con una pelea con Gustavo Grondona (para variar) y varias infracciones al límite.

6.- Pinilla sacando de las casillas a Beausejour, frente a la barra y refrendando el ingrato papel que ha tomado el delantero en el último tiempo, tribuneando con el coraje y la entrega. Y la hiperventilada reacción del carrilero, a quien tuvieron que controlar entre varios.

7.- La frenética y absurda carrera de Pablo Guede pidiendo expulsión para Pinilla tras el incidente con Beausejour, aduciendo una agresión que no existió. Para como estaban las cosas, el show del entrenador albo era exagerado, y el afán por sacar ventaja de cualquier cosa molesta.

8.- Jorge Valdivia reclamó como siempre, trató de meterle los dedos al ojo a Pizarro y aportó lo suyo en el carboneo, pero lo peor fue que aplaudió por lo menos dos veces al juez sin recibir amonestación alguna. Un privilegio