Un cerdo con una cabeza y dos cuerpos nació en el oeste de Cuba

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- Periodista Digital:
EFE

El hecho ocurrió en la provincia de Pinar del Río.

Esta no es la primera curiosidad porcina que se da en esa misma provincia.

 Fotos cortesía del propietario de los cerdos

Una cerda dio a luz en la provincia cubana de Pinar del Río, en el oeste del país, a una camada de doce cochinillos entre los que hay uno con dos cuerpos y una sola cabeza.

El curioso nacimiento, recogido por el diario provincial Guerrillero, tuvo lugar el pasado miércoles en casa de Caridad Pelier, quien se dedica a la cría porcina.

"La vida lo sorprendió, y no solo a él, sino a todas las personas que admiraron de cerca el suceso. El nacimiento de 12 cerditos acaparó la atención de la casa (...). Pero uno causó sorpresa en Caridad, quien nunca imaginó ser testigo de un caso tan extraño", reseña el periódico.

En la camada, uno de los animales mostraba una cabeza y dos cuerpos, según se observa en fotografías publicadas por el rotativo pinareño en las que se aprecia también el cordón umbilical.

El extraño ejemplar tiene una sola cabeza, dos pares de patas delanteras que sobresalen del pecho, otras dos en la espalda, y en la mitad del tórax el cuerpo se bifurca en dos cuartos traseros con sus correspondientes pares de patas.

La única explicación que encuentra el propietario de los animales es que el fallo genético se deba a que "el cerdo que montó a la lechona era el padre de la misma", añade el diario.

No es la primera curiosidad porcina en la provincia

Esta no es la primera curiosidad porcina que se da en esa misma provincia en los últimos meses.

En agosto del año pasado, una cerda parió en un pueblo de Pinar del Río una camada de diez lechones de los que uno, a diferencia de sus hermanos, era de color pardo y tenía un rostro con facciones que se asemejaban mucho a las de un mono, según podía verse en las fotos y videos publicados entonces en medios estatales.

El lechón, del que no ha vuelto a haber noticia, tenía una protuberante mandíbula, dos orificios nasales que en nada se parecían a los que caracterizan a su especie y sobre los ojos, muy juntos, mostraba una suerte de montículo protuberante que recordaba los de los simios.