Brasil: Un cura murió estrangulado durante el robo a una parroquia

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- Periodista Digital:
EFE

El sacerdote, Kazimierz Wojno (de 71 años), fue encontrado con las manos y pies atados y un alambre en el cuello.

El ataque ocurrió tras oficiar una misa en la parroquia Nossa Senhora da Saúde, en Brasilia.

 Paróquia Nossa Senhora da Saúde

Fueron seis sujetos los que ingresaron al lugar, y -posteriormente- extrajeron diversos objetos que se encontraban en el interior de la iglesia.

Un cura de nacionalidad polaca falleció la noche del sábado tras ser estrangulado durante el atraco a una parroquia en Brasilia, capital de Brasil.

Kazimierz Wojno, de 71 años, fue asesinado tras oficiar una misa en la parroquia Nossa Senhora da Saúde, situada en una región noble de Brasilia, mientras que el nochero, que también fue hecho rehén, resultó herido, reveló la Policía Militar de Brasilia.

Según relató a la policía, un grupo de seis hombres invadió la parroquia la tarde del sábado, les amarró y, a continuación, robó diversos objetos que se encontraban en el interior de la iglesia.

El nochero, responsable por vigilar las obras de un auditorio perteneciente a la iglesia, consiguió escapar y pedir auxilio a la policía, mientras que el párroco fue hallado sin vida en un terreno en obras, con las manos y los pies atados y un alambre en el cuello.

Contaba con 46 años de sacerdocio

La Archidiócesis de Brasilia lamentó la muerte del cura, conocido como Casemiro, quien contaba con 46 años de sacerdocio, y convocó a los fieles para rezar por su alma.

La parroquia de Nossa Senhora da Saúde ya fue invadida el pasado mes de abril, concretamente en un domingo de Pascua, y en aquella ocasión los ladrones robaron el copón de oro donde se conservan las hostias consagradas.

El objeto fue encontrado posteriormente en un rastro de Sambaia, una ciudad periférica de Brasilia.

Los índices de violencia de Brasilia se sitúan por debajo de la media. Mientras la tasa de homicidios en el país suramericano era de 37,6 muertos por cada 100 mil habitantes en 2017, en la capital brasileña ese indicador cayó a 20,5 por cada 100 mil personas el mismo año.