Benedicto XVI pidió perdón por los abusos y errores bajo su responsabilidad

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EFE

"Una vez más sólo puedo expresar a todas las víctimas mi profunda vergüenza", dijo el papa emérito, quien además expresó que "he mirado a los ojos las consecuencias de una culpa muy grande".

Esto en respuesta al informe sobre pederastia en Alemania, en el que se afirmaba que estuvo al tanto de cuatro casos cuando era arzobispo de Múnich.

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"He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica", declaró el ex pontífice.

El papa emérito Benedicto XVI pidió hoy perdón y expresó su dolor por los abusos y errores ocurridos durante sus mandatos en los distintos cargos que ha tenido.

Hace unos días, el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Georg Bätzing, consideró que Benedicto XVI tenía que pedir perdón por su papel en el escándalo de abusos sexuales en la Iglesia alemana y aceptar así su responsabilidad en el encubrimiento de casos.

Benedicto XVI, de 94 años, en delicadas condiciones de salud que le impiden hablar con claridad pero con sus capacidades mentales y su memoria intactas, publicó hoy una carta, casi como un testamento ante "los últimos días de su vida", en la que pide perdón por los abusos y errores ocurridos durante sus mandatos en los distintos cargos que ha tenido.

"Una vez más sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón", afirma el papa emérito en la esperada misiva de respuesta al informe sobre los abusos sexuales a menores en Alemania, en el que se afirmaba que estuvo al tanto de cuatro casos de curas pederastas cuando era arzobispo de Múnich (1977-1982).

"He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Como grande es mi dolor por los abusos y errores que han ocurrido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares", continúa la carta que leyó para los medios su histórico secretario, Georg Gänswein, y añade que "roguemos públicamente al Dios vivo que perdone nuestras culpas, nuestras grandes y grandísimas culpas".

También admite: "En todos mis encuentros, especialmente durante mis numerosos viajes apostólicos, con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, he mirado a los ojos las consecuencias de una culpa muy grande y he aprendido a comprender que nosotros mismos nos vemos arrastrados a esta gran culpa cuando la descuidamos o cuando no lo afrontamos con la necesaria decisión y responsabilidad, como ha ocurrido y ocurre con demasiada frecuencia".

Benedicto XVI, que renunció al pontificado en febrero de 2013, concluye la carta diciendo: "Pronto me enfrentaré al juez definitivo de mi vida. Aunque mirando hacia atrás en mi larga vida puedo tener muchos motivos de temor y miedo, sin embargo, tengo un estado de ánimo alegre porque confío firmemente en que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y hermano que ya ha sufrido él mismo mis carencias y es, por tanto, como juez, al mismo tiempo mi abogado".

NO SOY UN MENTIROSO

Pero la sentida carta es también un duro documento de defensa ante las acusaciones de haber mentido en la memoria de 82 páginas que envió a los investigadores que estaban redactando el informe sobre los abusos en la diócesis de Munich.

Explica que en la redacción del documento de defensa "se produjo un descuido" sobre su participación en el Ordinariato (reunión de obispado de Munich y Freising) del 15 de enero de 1980. En aquella reunión, según la investigación, se trató el traslado de un sacerdote acusado de abusos a menores, Peter H., quien después volvió a cometer abusos en la arquidiócesis de Múnich, lo que motivó que fuera trasladado de nuevo.

"Este error, que desgraciadamente se ha producido, no ha sido intencionado y espero que sea disculpable", escribe el papa emérito, quien añade que le ha "sorprendido profundamente" que el descuido haya hecho dudar de su veracidad y que incluso le hayan presentado "como un mentiroso", al tiempo que destacó haber recibido numerosas cartas de apoyo y las oraciones del papa Francisco.

HECHOS QUE NO CORRESPONDEN A LA VERDAD

Junto a la misiva de Benedicto XVI, el Vaticano divulgó un análisis redactado por sus colaboradores -expertos en derecho canónico- en el que se rechazan todas las acusaciones sobre su posible responsabilidad y se explica que en la reunión en la que Ratzinger sí que participó nunca se habló de que el sacerdote en cuestión era un abusador y sólo se habló de que el joven tenía que ser trasladado a Múnich porque "se tenía que someter a una terapia" pero "no se mencionó el motivo de la terapia" y tampoco "se decidió ninguna labor pastoral".

Respecto a los otros tres casos de sacerdotes pederastas que aparecen en el investigación y de los que Ratzinger habría tenido conocimiento, los colaboradores aseguran "que nada de esto es verdad" y que "a pericia no contiene ninguna prueba que corrobore la acusación de comportamiento erróneo o de complicidad en el encubrimiento".