"Si no la hacemos nos estamos burlando entre nosotros", dijo el vicepresidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza.
Afirmó en Cooperativa que las políticas sociales son "extremadamente frágiles".
El ex director del Hogar de Cristo afirmó que la política de los bonos es "pan para hoy y hambre para mañana".
El vicepresidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Benito Baranda, dijo este martes en Cooperativa que es imposible que Chile disminuya sus actuales niveles de desigualdad si no lleva adelante una reforma tributaria profunda.
"La única forma de resolver la desigualdad de Chile es haciendo una reforma tributaria. No tienes otro camino", dijo Baranda, quien a la cabeza de la Fundación está reuniéndose con los distintos candidatos presidenciales y entregándoles documentos "donde proponemos determinadas políticas para superar la pobreza y la exclusión social" detallando su "financiamiento: de dónde pueden provenir los recursos, una propuesta completa, no parcial".
"Yo no soy economista, pero he leído todo lo que se ha hecho en el extranjero, lo que han hecho los países. Hace 30 ó 40 años lo hicieron los países de Europa del Norte y lo lograron, y sobre eso entre los grandes técnicos hay bastante consenso; a lo mejor en un grupo de economistas no, pero en otro grupo grande lo hay, y son de distintos colores políticos también". Por ende, "yo creo que si no la hacemos (la reforma tributaria) nos vamos a estar burlando entre nosotros", afirmó Baranda.
En Chile "le desigualdad sigue siendo muy alta. Tenemos más o menos tres millones de personas que están en situación de exclusión social y entre ellas hay un grupo que lo está pasando muy mal, porque la calidad de las políticas públicas que está llegando no les permite salir de la pobreza", criticó el ex director social del Hogar de Cristo.
Destacó que "hay mucha evidencia internacional que señala que muchas de nuestras políticas son extremadamente frágiles: por ejemplo la hiperfocalización que tiene Chile"; aquélla que "busca exclusivamente a los pobres para entregarles beneficios".
Con ésta "lo que ocurre es que las personas van viendo la manera de aparecer como pobres para recibir su beneficio, siendo que no necesitarían humillarse. Requieren los beneficios para poder progresar y tú se los retiras si el hijo llegó a cuarto medio, porque le sube el puntaje. Es absurdo", lamentó.
"Que de una vez por todas los economistas entiendan que no nos podemos seguir comparando con Portugal. Nos estamos acercando a Portugal, pero con la gran diferencia que allá más del 50 por ciento de sus ciudadanos recibe el promedio del PIB que tienen -más de 20 mil dólares- y nosotros solamente el 9 por ciento", emplazó.
Derechos garantizados
En opinión de la Fundación "hay que asegurar ciertos derechos. Por eso nosotros hablamos de umbrales sociales: ponemos un límite y decimos que sobre ese límite tiene que estar toda la ciudadanía, bajo ese límite no puede estar nadie, y es un acuerdo de país, como ocurre con el GES en salud y con el salario mínimo, cada vez que los discutimos".
"Si no hacemos un trabajo intenso para disminuir las brechas de desigualdad, esto va a reventar como país, que es lo que nos ha ido ocurriendo con esta profunda insatisfacción de tanta gente que siente que no tiene oportunidad de poder progresar socialmente, obteniendo los ingresos que les permitan vivir dignamente, y no recibiendo estos bonos que entrega el Estado, que son pan para hoy día y hambre para mañana", alertó Benito Baranda.
El hermano del ministro de Desarrollo Social (Bruno Baranda) se manifestó partidario de "eliminar progresivamente el financiamiento compartido", que es "una mentira que sea una opción libre de las personas"; más bien es "un impuesto que el Estado le pone a las personas para tener calidad de educación", una "burla para las comunidades de clase media y clase media baja, diciendo que la gente opta por pagar".
También alertó que "la política pública que más ha privado de libertad, por lejos, a las familias de sectores populares es la vivienda, que ha llevado a segregar la ciudad, provocando segmentación educacional y que la gente entregue gran cantidad de su salario en transportarse".
"La segregación existe en las comunas, pero es mejor tenerlas dentro que a 20 kilómetros, porque va generando un gueto. Tenerla dentro de la comuna genera tensión, pero ella puede llevar a la integración", reflexionó Benito Baranda.
