Sacerdote jesuita advirtió que la iniciativa se olvida de los procedimientos clandestinos.
"En peligro de vida de la madre, los médicos hace tiempo saben cómo abordar estos problemas", agregó el religioso.
El sacerdote jesuita José Aldunate invitó a que se dé una discusión seria y de fondo en el Congreso.
Frente al proyecto del Gobierno que busca despenalizar la interrupción del embarazo por tres causales, el sacerdote jesuita José Aldunate advirtió que la iniciativa aborda sólo de manera superficial el aborto y se olvida de los procedimientos clandestinos.
A sus 97 años, Aldunate fue denunciado ante el Vaticano junto a los religiosos Felipe Berríos y Mariano Puga, por sus dichos públicos en temas como la pobreza y el matrimonio homosexual.
Para el jesuita, el proyecto del Ejecutivo "no toca el fondo del problema, que son los abortos clandestinos. Esta manera de abordar el aborto me parece superficial, son casos muy excepcionales que es bueno tratarlos".
"Si se trata de un aborto terapéutico auténtico, o sea en peligro de vida de la madre, los médicos hace tiempo saben cómo abordar estos problemas. Hay que atender a la vida de la madre, evidentemente", añadió Aldunate a Cooperativa.
El sacerdote tiene en este tema una visión diferente a lo que ha planteado en los últimos días la Iglesia Católica, sin embargo, comparte con la Conferencia Episcopal es el llamado a que los parlamentarios voten en conciencia el proyecto del Ejecutivo.
"Cada legislador debe abordar este problema en conciencia, según lo que concretamente se propone y el arzobispo (Ricardo Ezzati) tiene razón en presentar su opinión y dejar las cosas a la conciencia del legislador", precisó Aldunate.
Casos de violación
Sobre la violación, una de las tres causales que más controversia genera en diversos sectores, el padre Aldunate afirmó que se debe "averiguar con ella (la madre) si puede, en paz y en consenso, tener la guagüita. Le aconsejaría a la madre que el niño es hijo de ella, no tiene la culpa y que si ella puede llevarlo a término (el embarazo) que lo haga".
"Pero si ella no puede y sería una dolencia tremenda y si para ella el tener la guagua significa mantener en si como la contradicción de una tremenda violación en su ser más íntimo, entonces ella estaría en situación terapéutica y habría que hacer una operación terapéutica", remarcó el prelado.
El sacerdote insistió en que lo más importante es la mujer y que se le daba dar a ella la posibilidad de decidir frente a la violación o cuando está en riesgo su propia vida en un embarazo.
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