Las 10 especies que la ciencia podría resucitar

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Autor: Cooperativa.cl

Aunque aún no es posible, se busca una técnica que lo permita.

El Neanderthal, el Perezoso Gigante y el Tigre de Tasmania son algunos candidatos.

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La revista New Scientist seleccionó 10 especies extintas que podrían ser candidatas a revivir en la Tierra, puesto que su ADN ha sido recuperado.

Se trata de algo que hasta ahora no es posible, pero que no puede ser descartado en el futuro, indicó la publicación.

Los científicos saben que es imposible crear vida desde un archivo informático con el genoma de una especie, pero no se puede asegurar que no se pueda conseguir, dentro de algunos años, con una nueva técnica.

La idea cobró fuerza tras la secuenciación del genoma completo de un mamut extinguido hace más de 3.500 años, publicada en noviembre de 2008.
 

Los candidatos de New Scientist son:

1. Neandertal. Estos parientes humanos desaparecieron de la Tierra hace 25.000 años y la secuenciación completa de su genoma es una de las noticias más esperadas para este año. De poder resucitarlos, sería una mujer actual la candidata idónea para ser la madre sustituta.

2. Tigre de diente de sable. El Smilodon fatalis fue el felino más grande de todos los tiempos. Desapareció hace 11.000 años, al final del Pleistoceno; se cree que debido al cambio climático. Los ejemplares mejor conservados se han encontrado en La Brea, en Los Angeles. Algunos expertos confían en obtener su genoma. En ese caso, una leona podría ser la donante del óvulo y su madre sustituta.

3. Oso de cara corta. Los Arctodus simus fueron los mayores carnívoros terrestres de la Edad de Hielo. También desaparecieron hace 11.000 años, en la última gran extinción. Ya se ha recuperado parte de su ADN y se sabe que hay ejemplares congelados en Siberia, por lo que se confía en conseguir más material. Sus parientes más cercanos son osos de América del Sur, aunque son mucho más pequeños.

4. Tigre de Tasmania. El último Thylacinus cynocephalus, un lobo marsupial, murió en un en 1936. Afortunadamente se guardaron sus tejidos, lo que ha permitido recuperar su ADN. En 2008, científicos de Australia y EE.UU. insertaron parte de este material genético en un ratón, dentro de un experimento para ver si se activaba algún gen, como así ocurrió. Con esta especie, una hembra del diablo de Tasmania bien podría ejercer de madre de una cría. El martes se supo, con un estudio de ADN, que su diversidad genética era muy escasa, lo que pudo precipitar su extinción.

5. Gliptodonte. Como el oso y el tigre, el gliptodonte dejó de pasear su inmenso caparazón, (media cerca de tres metros) por América del Sur hace 11.000 años. De momento no se han encontrado ejemplares congelados ni en cuevas, por lo que no se tiene el suficiente ADN de la especie. Pero los expertos no pierden la esperanza. Aún así, resucitarla no sería fácil porque la especie más parecida genéticamente es el armadillo gigante, mucho más pequeño.

6. Rinoceronte lanudo. Fue una especie de espeso pelo lanudo que durante el Pleistoceno habitó las frías estepas de Eurasia y dejó de existir hace unos 8.000 años. Como vivió en Siberia, hay muchos rinocerontes lanudos (Coelodonta antiquitatis) congelados de los que se puede extraer ADN.

7. Dodo. Fue un ave no voladora cuya distribución estaba restringida a las Islas Mauricio, en el océano Índico. Desapareció a finales del siglo XVII debido a la caza y el saqueo de sus nidos. Es un ejemplo ampliamente utilizado en la literatura biológica sobre la pérdida de especies causada, sin dudas, por el hombre. Hace seis años, genetistas de Oxford secuenciaron fragmentos de ADN mitocondrial del ejemplar disecado y conservado en un museo. Quizás podría resucitar con ayuda de las palomas.

8. Perezoso gigante. Hace 8.000 años aproximadamente que dejó de existir este mamífero de cuatro toneladas de peso, conocido como Megaterio y que habitó en América hasta el final de la última glaciación. En los últimos años, científicos han logrado recuperar bastante ADN de los pelos y de estiércol fosilizado desde hace 30.000 años. El problema es que su pariente más cercano, el perezoso arborícola, es un enano a su lado.

9. Moa. Los dinornítidos o moas eran aves no voladoras que vivían en Nueva Zelanda. Entre el año 900 y el 1400 se extinguieron por la caza intensiva de los maoríes. Es otro caso bien documentado de extinciones por causa humana. El gigantesco pájaro no sobrevivió a la llegada de los primeros pobladores humanos. La buena noticia es que se ha encontrado mucho ADN de huesos y huevos bien conservados en cuevas, lo que permitirá revelar su genoma. Claro que las moas pesaban 250 kilos y medían hasta tres metros. La única especie similar son los avestruces.

10. Alce irlandés. Este ciervo gigante vivió hasta hace 7.700 años en Eurasia. Desde el final de las glaciaciones su número disminuyó y dejaron de verse sus cuernos de cuatro metros. Lograr ADN suficiente para reconstruir su genoma no sería difícil, pero sí resucitarlo porque su pariente cercano, el ciervo, es muy pequeño.

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