Unas 30 mil personas dijeron presente en el show que la banda ofreció la noche del jueves.
En la antesala del concierto een Santiago el cantante Joe Jonas sufrió un accidente menor.
Un panorama poco usual fue el que se tomó el Estadio Monumental por algunas horas durante la jornada del jueves, durante la segunda presentación en tierras chilenas de Jonas Brothers, tras su show de 2009.
Hasta el recinto ubicado en Macul llegaron unas 30.000 mil personas, en su mayoría niñas y adolescentes, con sus mejillas pintadas ya sea con el nombre de la banda juvenil o bien de su integrante favorito, amén de portar barras de colores y cintillos por doquier.
Artistas ligados a la industria Disney internacional abrieron los fuegos a modo de teloneros, pero el esperado plato fuerte de la velada salió a escena cuando el reloj marcaba las 20:35 horas y en medio del estallido de euforia de pequeñas, algunas de las cuales con suerte se empinaban sobre los cinco años, y habían viajado de regiones.
El escenario le daba la espalda a la tribuna Cordillerra o lo que vendría siendo el sector Andes del Estadio Nacional, lo que permitió la utilización total de la cancha, que lució con abundante público, al igual que el sector Rapa Nui, la galería norte y el codo colidante a Oceano, tribuna que precisamente estuvo a un 3/4 por ciento de su capacidad.
En ese marco los hermanos venidos desde Estados Unidos emergieron desde el fondo del escenario, saludando al público chileno. El cantante Joe Jonas lució en las dos primeras canciones unas gafas negras, único vestigio del accidente leve que sufrió en las horas previas, cuando se golpeó el rostro jugando tenis de mesa.
Junto a Nick y Kevin abrieron su presentación con temas como "Feelin' alive", "Hold on", "Year 3.000", y "Play de music", en un show en que por algunos momentos estuvieron acompañados por bailarines y cantantes de la industria Disney, y en otras tuvieron momentos más íntimos con Nick en la guitarra acústica o en el piano.
Una pantalla gigante central se encargaba de proyectar imágenes animadas mientras otras dos laterales daban cuenta de su aplaudido despliegue en el escenario, en una noche en la que el pequeño público le cantó a Kevin el cumpleaños feliz, a propósito de los 23 años que cumple este 5 de noviembre.
La banda se mostró receptiva y alegre y refrendó su estado de ánimo con algunas palabras en español, un idioma que esperan poder manejar en un futuro próximo en la idea de grabar un disco que les permita "conectarse" mejor con su público hispanoamericano.
Cuando a las 22.20 horas y luego de dos bis, llegó la hora de la despedida, los rostros infantiles del público estaban llenos de emoción y más de alguno daba cuenta de las lágrimas de euforia derramadas durante el concierto que los hermanos cerraron de la mano y con brazos al cielo.
