Magistrado de la República Oriental no seguirá investigando el asesinato del químico chileno de la DINA, crimen por el cual están pendientes tres pedidos de extradición de los Tribunales chilenos.
La Justicia uruguaya decidió archivar la investigación del asesinato del bioquímico chileno, Eugenio Berríos, cometido en Uruguay en 1993, alegando que no hay pruebas que demuestren quiénes lo mataron, informaron fuentes judiciales.
La resolución fue tomada por el juez de la ciudad de Pando, ubicada a 30 kilómetros de Montevideo, Pedro Salazar, quien consideró a lugar al pedido de la fiscal Nancy Hagopián, que fundamentaba que no hay "elementos suficientes para el procesamiento" de uruguayos por el asesinato de Berríos.
La Justicia chilena pidió la extradición de los militares uruguayos Tomás Casella, Wellington Sarili y Eduardo Radaelli, supuestamente implicados en el crimen, solicitud que se encuentra en estudio de la Suprema Corte de Justicia de la República Oriental.
El archivo del caso en Uruguay no impide la extradición, aunque la defensa de los militares analiza si el fallo judicial puede ser incorporado al expediente.
Pese a que la representante del Ministerio Público había pedido el archivo del caso en diciembre de 2003, el magistrado decidió seguir adelante y en los últimos dos años tomó declaraciones a decenas de militares, entre ellos el coronel Edgardo da Cunha, el general Pedro Barneix y el coronel Leonardo García, quien se desempeñaba en el Servicio de Inteligencia militar cuando Berríos fue asesinado.
La historia del químico
Berríos, un ex agente de Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, quien trabajó en el desarrollo del letal gas sarín y estudió diversos métodos para asesinar a opositores, fue sacado de Chile en 1991 por militares chilenos para evitar que declarara en un juicio por el homicidio del ex canciller de Salvador Allende, Orlando Letelier, ocurrido en Washington en 1976.
Al llegar a Uruguay, permaneció oculto primero en Montevideo y luego trasladado a una casa de playa en el balneario de Parque del Plata, 44 kilómetros al este de la capital uruguaya.
Al parecer el químico no soportó la situación de clandestinidad en la que tuvo que permanecer y aumentó su consumo de alcohol y drogas.
Se escapó de la vivienda donde estaba alojado, vigilado por militares uruguayos, y fue visto por última vez con vida en noviembre de 1992, cuando denunció ante un puesto policial de Parque del Plata que estaba secuestrado en ese balneario y temía por su vida.
Se estima que fue asesinado por sus captores entre enero y abril de 1993, si bien sus restos óseos aparecieron enterrados en una playa de la capital uruguaya en 1995.
En un caso relacionado, la familia de Eduardo Frei Montalva Frei cree que el ex líder opositor a la dictadura fue infectado con toxinas cuando estaba internado en la clínica Santa María a manos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), específicamente con algún elemento creado por el químico Eugenio Berríos. (Agencias)
