Investigadores chilenos refutan a la ONU y defienden consumo de carne

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Autor: Cooperativa.cl

Máximo Alonso, director del Instituto de Producción Animal, de la U. Austral de Chile afirma que "existe mucha desinformación".

Hace menos de un mes, la ONU advirtió que los humanos deben cambiar inmediatamente la forma en que administramos la tierra y producimos alimentos, además de comer menos carne para detener el cambio climático.

Los gases de efecto invernadero resultantes de la producción de ganado vacuno han estado en el centro de la atención y dos investigadores chilenos buscan refutar lo promovido por las Naciones Unidas.

Máximo Alonso y Rodrigo Arias son dos agrónomos que se colocan en la vereda del frente y quieren sacar a los vacunos del banquillo de los acusados, según informan en un comunicado.

Alonso, director del Instituto de Producción Animal, IPA, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la U. Austral de Chile, y Arias, investigador, explican que resulta preocupante instalar este discurso.

"Esto resulta preocupante, pues existe mucha desinformación, ya que en las sociedades modernas que viven en las grandes ciudades no se tiene conocimiento sobre cómo se desarrolla la actividad pecuaria", dice Alonso.

Los académicos de la U. Austral señalan es que el gas metano proveniente de los rumiantes es parte del ciclo natural del carbono el que es completamente diferente al metano proveniente de fuentes fósiles, como el gas natural.

"Los rumiantes han sido actores importantes en el desarrollo de la humanidad, contribuyendo a convertir carbohidratos estructurales y no estructurales en grasa, así como también proteína vegetal de baja calidad en otra de alto valor, como la leche y la carne", agregó Alonso.

"Toda la evidencia científica a la fecha específica que hoy somos lo que somos, es decir, que evolucionamos, gracias al consumo de carne y grasa, pues según diversos antropólogos, esto permitió el crecimiento del cerebro", agrega Arias.

Según los especialistas en producción animal, "al consumir el forraje, el rumiante es capaz de degradar componentes antinutricionales presentes en las plantas y en condiciones de pastoreo, mantener los ecosistemas de la pradera, reciclar nutrientes y contribuir a mejorar el suelo".

Los especialistas afirman que el impacto que tiene reducir o eliminar la carne o leche de nuestra dieta es mínimo, pudiendo generar un impacto mayor otros cambios de hábito como: el reciclaje, el menor desperdicio de alimento, el uso de transporte público y otros.