Corte Suprema definirá su próxima presidencia en medio de crisis y pugnas internas
El Pleno del máximo tribunal votará al sucesor del ministro Blanco el próximo lunes 15 de diciembre.
La elección se da en un momento de crisis institucional en el Poder Judicial, con divisiones internas sobre cómo enfrentar escándalos de corrupción y la pérdida de confianza pública.
"No solo estamos ante una Corte bajo asedio, producto de casos de corrupción, sino que además muy dividido, casi quebrada", aseguró el abogado constitucionalista, Javier Couso.
La Corte Suprema enfrentará el lunes 15 de diciembre una de las más complejas elecciones de su nueva presidencia, enmarcada en un ambiente de profunda crisis institucional a raíz de las revelaciones del bullado caso Hermosilla y la "Trama Bielorrrusa", además de pugnas internas de poder.
La ministra Gloria Ana Chevesich figura como la principal candidata por tradición, ya que es la más antigua en el cargo después del actual presidente, Ricardo Blanco.
De ser electa, Chevesich se convertiría en la primera mujer en presidir el máximo tribunal en más de 200 años de historia. Sin embargo, la votación no se anticipa como un mero trámite protocolar debido al contexto en el que se llevará a cabo.
"No solo estamos ante una Corte bajo asedio, producto de casos de corrupción, sino que además muy dividido, casi quebrada, en términos de que ha habido divisiones respecto a cuestiones relevantes. Entonces, en ese contexto, la falta de unanimidad en seguir la tradición sería otro indicador de que está quebrado la cabeza del Poder Judicial, la Corte Suprema", explicó a Cooperativa el abogado constitucionalista Javier Couso.
"En lo que viene va a ser extremadamente importante que la persona que se escoja sea alguien extremadamente íntegra, que no haya ni una duda, una sombra de duda sobre su integridad, pero también que sea capaz de reparar esta situación de quiebre que se advierte en la Corte Suprema", agregó el director del Doctorado de Derecho de la Universidad Diego Portales.
Pugnas internas en el máximo tribunal
La ministra Chevesich, conocida como la "jueza de hierro" por su rol en el caso MOP-Gate, cumple con el requisito de probidad, siendo una figura respetada y sin escándalos que la afecten directamente. No obstante, la unidad del Pleno es el principal obstáculo.
Si bien la tradición de antigüedad sugeriría la asunción de Chevesich, ha surgido una alternativa en la figura de la ministra María Angélica Repetto, revelando una profunda división interna en el máximo tribunal.
Las pugnas internas se centran en la gravedad que los ministros le otorgan a los cuestionamientos éticos y administrativos. Existe un grupo, que incluye al presidente Blanco y a la jueza propia Chevesich, que busca "limpiar la casa" y ser lo más transparente posible para resguardar la imagen pública del Poder Judicial.

En la vereda opuesta, existe otro grupo de ministros que considera que las faltas son de carácter ético y no necesariamente ameritan el nivel de investigaciones administrativas o el escrutinio público que han recibido. Esta división se ha manifestado en votaciones anteriores, como la remoción del exministro Antonio Ulloa.
Un factor adicional en la votación del 15 de diciembre es la ausencia del ministro Diego Simpertigue, quien se encuentra suspendido por dos meses y no podrá emitir su voto.
La elección de la nueva presidencia es vista como una señal fundamental para intentar restaurar la confianza en la justicia, la cual se ha visto afectada por la percepción de que el sistema de nombramientos y la crisis ética podrían estar influyendo en la credibilidad de los fallos.
Casos Vivanco y Guerra: El Poder Judicial bajo escrutinio
En paralelo, el Poder Judicial chileno se enfrenta a un nuevo capítulo de escrutinio público con los avances en las querellas de capítulos contra la exministra de la Corte Suprema, Ángela Vivanco, y el exfiscal Manuel Guerra.
Ambos recursos, que inicialmente debían ser vistos la semana pasada, fueron suspendidos por diversas razones.
En el caso de Vivanco, la suspensión se debió a que comparte abogado con Guerra, impidiendo al letrado estar en ambas audiencias simultáneamente. Para el exfiscal, la dilación se produjo porque la defensa recusó a una abogada integrante, imposibilitando conformar la totalidad del tribunal.
Sin embargo, la causa de Guerra revela antecedentes aún más complejos. Se informó que dos ministros, integrantes de la Séptima Sala, informaron que le pidieron al investigado favores.

A pesar de este reconocimiento, dichos ministros no se han inhabilitado para poder ver esta causa, sino que hicieron público nada más este antecedente. Esta situación ha llevado a la parte querellante a solicitar un pronunciamiento a la Corte Suprema y pedir la suspensión de la vista de la causa hasta que la situación se resuelva.
"De esta forma, en principio, tanto los ministros (José Pablo) Rodríguez y (Tomás) Gray, a pesar de haber reconocido que solicitaron favores a Manuel Guerra, estarían integrando la sala que va a conocer y fallar la querella de capítulos en contra del exfiscal", cuestionó Mauricio Daza, abogado Querellante.
Ante esta anomalía, Daza, junto a la abogada María Inés Horvitz, "hemos decidido solicitar a la Corte Suprema que se pronuncie acerca de esta materia e inhabilite tanto al ministro Rodríguez como al ministro Gray, en la medida de que no dan garantías de imparcialidad objetivas para los efectos de poder conocer y fallar sobre este asunto".
Mientras tanto, en el caso de Ángela Vivanco, no hay indicios de una nueva postergación. Si la querella es aprobada, el Ministerio Público podría formalizarla con medidas cautelares, lo que podría marcar un hito histórico: la primera exministra de la Corte Suprema en ingresar a prisión preventiva.