La ONG insiste en que es peligrosa y atenta contra el medioambiente.
Además, exige a Berlín el desmantelamiento inmediato del reactor.
La organización ecologista Greenpeace protestó este lunes contra el fomento de la energía nuclear por parte del gobierno alemán frente a la central atómica de Unterweser, en el estado de Baja Sajonia.
Un grupo de 22 activistas de Greenpeace se congregó ante el reactor de Unterweser para pintar un símbolo gigante de una calavera, izar una bandera y desplegar una pancarta que rezaba: "La energía nuclear perjudica a Alemania".
Según Karoline Krenzien, vocera de la ONG, aún no está claro cuánto tiempo podría durar la acción de protesta, aunque se cree que podría prolongarse toda la noche.
Greenpeace insiste en que la energía nuclear no sólo es peligrosa, sino que también pone trabas al medioambiente.
Por ello, los activistas exigen a Berlín el desmantelamiento inmediato de este reactor, construido en los años 70 por el consorcio energético E.ON, así como de los otras seis plantas nucleares que quedan en pie en Alemania.
Los ecologistas defienden que ninguno de estos reactores está preparado para resistir a un accidente aéreo o un ataque terrorista desde el aire, e incluso se ha comprobado que las consecuencias de un accidente de este tipo podrían resultar mucho más catastróficas de lo que se pensaba hasta la fecha.
Asimismo, Greenpeace acusa al gobierno de Angela Merkel, y a los políticos en general, de ocultar y restar importancia a los riesgos que entraña para la sociedad estar cerca de una central nuclear.
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| En la imagen, el símbolo gigante de una calavera que Greenpeace pintó en el reactor nuclear. |
El martes, la Asociación Federal Alemana del Agua y el Gas (BDEW) presentará su nuevo plan de política energética, frente a una Merkel que permanece del lado de los consorcios energéticos, y que, por lo tanto, apoya un aumento de centrales nucleares.
Las centrales nucleares alemanas aún en uso son las de Biblis A y B, Brunsbüttel, Isar 1, Philippsburg 1, Neckarwestheim 1 y Unterweser.
Esta última pertenece al grupo de aquellas que cuentan con los mayores inventarios radioactivos del país, y una de sus principales características es que posee unas finísimas paredes de hormigón armado y que se rige por unas medidas de seguridad mínimas.
Según establece la ley, en principio las siete plantas atómicas deberían cerrase de forma definitiva en los próximos cinco años.
