"Tuvimos disposiciones muy diferentes" a nivel político, señaló el ex senador.
Sin embargo, destacó su gran capacidad para el mundo empresarial.
Como una persona "intolerante" e "intransigente" pero con gran capacidad a nivel económico, recordó el ex senador Andrés Zaldívar al fallecido empresario Ricardo Claro, quien fuera su compañero en la Escuela de Derecho.
"Era una persona bastante inteligente, con la cual yo discrepé desde muy joven en la línea política", contó Zaldívar, ya que Claro fue siempre adherente a "una línea de derecha bastante intransigente".
"Tuvimos disposiciones muy diferentes con motivo de la dictadura del régimen militar, él fue un activo personal, que participó en el Gobierno militar desde un comienzo", señalando que "tuvimos conflictos muy duros de discrepancia".
Quien fuera su compañero en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile afirmó que Claro era una persona muy independiente pero muchas veces intolerante, algo que lo afectaba en sus relaciones personales, asegurando que "dentro de su propio sector tuvo conflictos por esta posición de él tan intransigente e intolerante".
A nivel económico, Zaldívar reconoció su capacidad de organización como "gran empresario", indicando que Claro había "predicho bastante lo que estaba sucediendo" en el país a nivel de crisis económica.
Historia oculta
La tensa relación de Andrés Zaldívar con Ricardo Claro no sólo se limita a su historia académica, según relata "La historia oculta del régimen militar", de Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Oscar Sepúlveda.
El libro relata que Claro, junto a Orlando Sáenz, trabajó para conseguir canales crediticios en la ponencia de Chile en Naciones Unidas de 1973 para explicar el golpe y la debacle económica en el país.
Tres años más tarde, cuando Claro fue elegido coordinador genera de la OEA en Chile, el país recibió dos préstamos: uno del FMI y otro aprobado por el senado de EE.UU.
En ese año, el entonces presidente de la comisión chilena de Derechos Humanos, Jaime Castillo Velasco, y Andrés Zaldívar hicieron llegar a los delegados de la OEA documentos que denunciaban las muertes, torturas y desapariciones ocurridas en el país.
Ricardo Claro, quien poseía importantes vínculos con el régimen, los acusó de "traidores" expulsando a Castillo del país y prohibiéndole la entrada a Chile a Zaldívar.
