Afirmó haberle hecho una "promesa a la Virgen del Carmen la noche del 15 de julio de 1990".
Confesó que estando en Roma echa de menos "ir a una pizzería a comer una buena pizza".
El papa argentino afirmó que aspira a ser recordado como "un buen tipo, que trató de hacer el bien".
El papa Francisco afirmó que desde hace 25 años no ve televisión y que tampoco navega por internet.
El pontífice dio una íntima entrevista en la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, al diario argentino La Voz del Pueblo, en la que reveló varios aspectos desconocidos de su personalidad.
Consultado por el periodista Juan Berretta por si "está encima de todo lo que se publica" en los medios de comunicación sobre su persona, Jorge Bergoglio respondió enfático: "No, no".
"Diario leo solamente uno, La Repubblica, que es un diario para sectores medios. Lo hago a la mañana y no me lleva más de 10 minutos ojearlo. Televisión no veo desde el año 1990", reveló, dando a conocer, tras tomarse "un tiempo", el motivo de esta decisión: "Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio de 1990".
"¿Por un motivo en particular?", contrapreguntó el entrevistador. "No, no. Me dije: 'Esto no es para mí'", explicó, asegurando no ve "nada", ni siquiera los partidos del club del cual es fanático, San Lorenzo de Almagro.
"Hay un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados y cómo va en la tabla", explicó.
"La gente me tira buena onda"
Bergoglio aseguró que "nunca" pensó en ser papa "ni presidente de la República o general del Ejército".
Tanto así que incluso al cónclave en el que fue electo llegó "con lo puesto y con pasaje para volver el sábado a la noche y poder estar en Buenos Aires en el Domingo de Ramos. Incluso dejé hecha mi homilía sobre el escritorio. Nunca pensé que iba a pasar".
"Antes de la elección definitoria sentí mucha paz. 'Si Dios lo quiere...', pensé. Y me quedé en paz. Mientras que se hacían los escrutinios -que son eternos- yo rezaba el rosario, tranquilo", recordó. Finalizado el recuento "me llevaron a la Sacristía, me cambiaron la sotana y a la cancha. Y ahí dije lo que me vino", agregó respecto de aquel 13 de marzo de 2013.
"No sirvo para monje"
El papa contó además que disfruta mucho las audiencias públicas, en las que comparte con los fieles: "La gente me hace bien, me tira buena onda, como se dice. Es como que mi vida se va involucrando en la gente. Yo, psicológicamente, no puedo vivir sin gente, no sirvo para monje, por eso me quedé a vivir acá en esta casa (en la residencia de Santa Marta). Esta es una casa de huéspedes, hay 210 piezas, vivimos 40 personas que trabajamos en la Santa Sede y los otros son huéspedes, obispos, curas, laicos, que pasan y se hospedan acá. Y eso a mí me hace muy bien: venir aquí, comer en el comedor, donde está toda la gente (...) Me gusta mucho eso. Yo me hice cura para estar con la gente". aseveró.
Consultado sobre "qué añora de su vida previa al papado", respondió: "Salir a la calle. Eso sí lo añoro, la tranquilidad de caminar por las calles. O ir a una pizzería a comer una buena pizza", dijo entre risas.
"Yo siempre fui callejero. De cardenal me encantaba caminar por la calle, ir en colectivo, subte. La ciudad me encanta, soy ciudadano de alma (...) En el campo no podría vivir", comentó, relatando a continuación que no tiene dificultades para descansar, pese a las "presiones" propias de sus responsabilidades.
"Yo tengo un sueño tan profundo que me tiro en la cama y me quedo dormido. Duermo seis horas. Normalmente a las nueve estoy en la cama y leo hasta casi las diez, cuando me empieza a lagrimear un ojo apago la luz y ahí quedé hasta las cuatro que me despierto solo, es el reloj biológico. Eso sí, después necesito la siesta. Tengo que dormir de 40 minutos a una hora, ahí me saco los zapatos y me tiro en la cama. Y también duermo profundamente, y también me despierto solo. Los días que no duermo la siesta lo siento", contó.
"Un buen tipo"
Interrogado sobre sus temores y la posibilidad de "atentados", respondió: "Yo estoy en manos de Dios y en mi oración le hablé al Señor y le dije: 'Mirá, si eso tiene que ser, que sea, solamente te pido una gracia, que no me duela', porque soy cobarde al dolor físico. El dolor moral lo aguanto, pero el físico, no. Soy muy cobarde en eso",
Ante la pregunta final sobre "¿Cómo le gustaría que lo recuerden?", el papa señaló: "Como un buen tipo; que digan: 'Éste era un buen tipo que trató de hacer el bien'. No tengo otra pretensión".
