"Basta con la guerra, basta con los ataques, basta con la violencia, que haya diálogo y paz", exclamó el pontífice tras el ataque de Irán a Israel.
"Nadie debe amenazar la existencia del otro", dijo Francisco, quien abogó también por "un rápido cese al fuego en Gaza" y que se "recorran las vías de negociación" en ese conflicto.
El pontífice se reunió con los voluntarios de la Cruz Roja italiana y señaló que es “una prueba visible de que la fraternidad es posible”.
En ese sentido, destacó “ante las devastaciones y los sufrimientos causados por la guerra, también hoy, no lo olvidemos, hubo un brote de humanidad”.
El pontífice dijo que "tenemos que hablar de paz, soñar la paz, dar creatividad y concreción a las expectativas de paz".
Añadió que estamos obligados a transmitir a las generaciones futuras "un legado que apreciar, no una deuda ecológica que pagar".
"La paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón", dijo en la tradicional bendición urbi et orbi del Domingo de Resurrección.
"La guerra es siempre un absurdo y una derrota", remarcó.
Francisco participó en todos los ritos y leyó con buena voz.
En la homilía, pidió "que se aleje la desesperación" para "los pueblos destruidos por el mal y golpeados por la injusticia".
El viernes renunció a última hora a presidir el vía crucis en el Coliseo de Roma para "proteger su salud" de cara a los próximos ritos de la Semana Santa.
"Sin complicidades del poder político, policial, judicial, económico y financiero, no sería posible llegar a la situación" actual, dijo el pontífice.
Advirtió que "en el camino de la paz se deben transitar respuestas complejas e integrales, con la colaboración de todas las instituciones".
En la apertura de la ceremonia, el pontífice, de 87 años, había mostrado una voz cansada.
Hace semanas, Francisco tuvo una gripe y desde entonces no ha podido leer en muchas ocasiones.
Arrastra problemas respiratorios desde hace tres semanas.
"Las cosas cambiarían si se produjera un impedimento físico grave", sostiene en una autobiografía que se publicará la próxima semana.
En otras partes del libro habla sobre el aborto, los vientres de alquiler, la acogida de los homosexuales en la Iglesia, Benedicto XVI y la última dictadura argentina.
El pontífice envió un mensaje de apoyo a todas las mujeres, "especialmente a las que su dignidad no viene respetada".
"Las instituciones sociales y políticas tienen el deber fundamental de proteger y promover la dignidad de cualquier ser humano", afirmó.
El pontífice denunció la situación en la Franja de Gaza y en Ucrania producto de los conflictos bélicos.
También hizo hincapié en las consecuencias que traerá para los niños y niñas que se encuentran en ese contexto.
"He preparado un discurso, pero, como pueden ver, no soy capaz de leer", dijo Francisco, que prefirió que un colaborador suyo lo leyera por él.
Francisco aludió a "los pueblos de Ucrania, Palestina, Israel y tantos otros".
A días del 25 aniversario de la Convención sobre la Prohibición de Minas, lamentó que "sigan golpeando a civiles inocentes".
