Jorge Bergoglio seguirá los pasos de sus antecesores, Benedicto XVI y Juan Pablo II.
Su arribo a la isla será previo a la visita ya anunciada a Estados Unidos.
Cuba y el Vaticano celebran en 2015 los 80 años del inicio de sus relaciones diplomáticas.
El papa Francisco visitará Cuba a finales de septiembre, en coincidencia con su anunciado viaje a Estados Unidos.
Según explicó en una breve declaración el portavoz vaticano, Federico Lombardi, el viaje responde a la invitación de las autoridades civiles y de los obispos cubanos, y será la primera etapa del viaje que llevará al pontífice a Washington, Nueva York y Filadelfia.
Hace unos días, la oficina de prensa del Vaticano no había querido confirmar definitivamente esta visita y explicaba que "estaba aún en un momento demasiado inicial como para hablar de una decisión ya tomada o de un proyecto operativo".
La visita a Cuba de Francisco se estaba evaluando en el contexto de la labor de la diplomacia vaticana en el histórico acercamiento entre las autoridades cubanas y Estados Unidos anunciado en diciembre.
El papa Francisco tiene previsto entrevistarse en la Casa Blanca con el presidente Barack Obama el 23 de septiembre, y pronunciar un discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York.
Su visita a Estados Unidos terminará en Filadelfia, donde participará en el Encuentro Mundial de las Familias que organiza la Iglesia Católica.
Según la agencia EFE, desde este miércoles y hasta el 28 de abril estará en Cuba otro colaborador cercano al papa, el prefecto de la Congregación para el clero, el cardenal italiano Beniamino Stella, quien fue nuncio en la isla de 1993 a 1999.
En tanto, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, que cubre las funciones de un primer ministro del Vaticano, participó en la pasada VII Cumbre de las Américas, en Panamá, a la que asistieron el presidente cubano, Raúl Castro, y Obama.
Cuba y la Santa Sede también celebran en 2015 los 80 años del inicio de sus relaciones diplomáticas.
El papa Benedicto XVI viajó a Cuba en marzo de 2012, mientras que catorce años antes lo hizo Juan Pablo II.
