El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, fue denunciado ante la Justicia como responsable del plagio de dos religiosos en 1976. Sin embargo, otra versión lo sindica como el responsable de su liberación.
A horas de que se inicie el cónclave en el que se elegirá al sucesor de Juan Pablo II, un abogado defensor de los derechos humanos entabló una acusación contra el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, mencionado entre los candidatos al papado, por su presunta implicación en el secuestro de dos sacerdotes en 1976.
La presentación interpuesta el pasado viernes 15 en un tribunal de la capital trasandina por el abogado Marcelo Parrilli acusa al prelado de estar involucrado en los secuestros de dos sacerdotes jesuitas por parte de la dictadura militar, según informó el diario Clarín de Buenos Aires.
La acusación no especifica la supuesta responsabilidad de Bergoglio, cuyo vocero calificó el pasado sábado la denuncia de "vieja calumnia".
"Esta es una vieja calumnia (...) Esta es la semana de las calumnias", dijo el sacerdote Guillermo Marcó en Roma.
"Una denuncia no significa proceso", agregó, basado en que según la ley argentina, puede presentarse una acusación aún con evidencias mínimas y el tribunal es el encargado de decidir luego si cabe investigar y formular cargos.
El diario italiano Corriere della Sera calificó las acusaciones como "una infamia alimentada por los enemigos de Bergoglio", y dice que por el contrario, en vez de participar en los secuestros, el cardenal contribuyó a lograr la libertad de ambos, sin dar fuentes.
Cinco meses de cautiverio
El caso data de mayo de 1976, durante la dictadura militar argentina, cuando los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics fueron secuestrados por efectivos de la Marina.
Los religiosos reaparecieron cinco meses después, drogados y semidesnudos, en las afueras de Buenos Aires.
En ese entonces Bergoglio era el superior de la Compañía de Jesús en Argentina, y chocaba con sacerdotes activistas que querían combatir la dictadura más enérgicamente, en algunos casos hasta con las armas.
Bergoglio pidió a Yorio y Jalics que dejaran su labor pastoral en algunas zonas marginales hasta que cambiara la situación política, y cuando ellos se negaron, Bergoglio los separó de la orden. Poco después se registraron los secuestros.
La acusación contra Bergoglio, de 68 años, en el secuestro de los sacerdotes no es nada nuevo, y aparece en un libro recientemente publicado del periodista argentino Horacio Verbitsky.
Marcó calificó a Verbitsky como "un señor de dudosa fama que se hace propaganda para vender un libro" y que "aprovecha este momento".
Verbitsky dijo que no tenía nada que ver con la acusación y destacó que su libro "El silencio" se publicó en febrero, antes de la enfermedad de Juan Pablo II.
Agregó que el libro no sólo contiene acusaciones de los familiares de los sacerdotes de que Bergoglio los hubiera "entregado", sino también la versión de Bergoglio, según la cual éste dijo que "lo que hice fue decirles que se fueran de la villa y no lo hicieron".
"Privilegió la seguridad de la Compañía de Jesús sobre la seguridad de los sacerdotes", dijo Verbitsky.
Pero según otras versiones, Bergoglio fue decisivo para lograr la libertad de los dos sacerdotes presionando al jefe de la marina, Emilio Massera.
Yorio murió en el 2000, mientras que Jalics señaló desde Alemania que no quería referirse al caso.
"He estado fuera de Argentina 27 años y no quiero revolver estas cosas del pasado", dijo. Cuando se le preguntó su opinión sobre Bergoglio, respondió: "no tengo opinión ni a favor ni en contra. Yo quiero callarme". (Agencias)
