Jueza del caso Anfruns anunció su inhabilitación en la causa

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Autor: Cooperativa.cl

La ministra Dobra Lusic dejó la investigación acusando que ya tiene una posición sobre el proceso, cuya reapertura ordenó la Corte de Apelaciones de Santiago.

La ministra de la Corte de Apelaciones Dobra Lusic anunció su inhabilitación en la causa que investiga las circunstancias de la muerte de Rodrigo Anfruns Papi, ocurrida en 1979.

 

En octubre de 2006, la magistrada decidió cerrar el caso sin poder determinar la participación de agentes de Estado en la muerte del menor, decisión revertida el pasado 30 de enero por la Corte, que dictaminó la reapertura y nuevas diligencias en el caso.

 

En ese marco, Lusic informó que decretó su inhabilidad "por haber manifestado dictamen sobre el asunto pendiente".

 

La noticia fue bien recibida por la madre de Rodrigo, Paola Papi, quien señaló que "era de esperarse ya" la inhabilitación de la ministra.

 

"Cuando ella decidió cerrar el caso, habíamos solicitado ciertas diligencias que ella negó, y cuando apelamos, en la Corte de Apelaciones aceptan esas diligencias", expuso la mujer.

 

"Eso quiere decir que ella ya está convencida, por eso insisto que es mejor que sea otra persona (que tome el caso), porque ella está convencida que la data de muerte es de 12 días... toda la versión oficial que se dio en esos tiempos".

 

El tribunal de alzada capitalino, en tanto, aún no determina que magistrado tomará la causa.

 

 

El caso Anfruns

 

Rodrigo Anfruns Papi, de seis años, jugaba en el antejardín de la casa de sus abuelos, en las cercanías de la intersección de Miguel Claro con Sucre, comuna de Providencia, cuando desapareció, un día 3 de junio de 1979.

 

De la desesperación de su familia se hizo parte el país completo, que clamó por el retorno sano y salvo del menor, que se presumía secuestrado. La repercusión del hecho fue tal, que incluso figuras del espectáculo hicieron emotivos llamados, a través de la televisión, para lograr la liberación de Rodrigo.

 

Las policías movilizaron numerosos recursos e, incluso, en el caso colaboraron agentes de los organismos represivos de la dictadura de Augusto Pinochet. Sin embargo, hubo nulas pistas sobre el paradero del infante.

 

Tras 11 días de incertidumbre, el 14 de junio de 1979, el cuerpo sin vida de Anfruns fue hallado en un sitio eriazo, situado a los pies del hogar de sus abuelos, el que había sido registrado en varias ocasiones, incluso con la ayuda de perros adiestrados.

 

El culpable, según la Policía de Investigaciones de la época, fue un menor de 16 años, individualizado con las iniciales P.P.V., quien condujo a los detectives al lugar, tras confesar su crimen. La versión indicó que el cadáver siempre estuvo en una sola parte y, misteriosamente, pasó inadvertido para decenas de uniformados que recorrieron la zona buscándolo.

 

Las diligencias posteriores y la edad del supuesto homicida hicieron que, rápidamente, el juez Ricardo Gálvez, quien actualmente es ministro de la Corte Suprema, cerrara el caso. Además, Investigaciones recibió públicas felicitaciones de parte de La Moneda, encabezada por el entonces los ministros del Interior y Justicia de Pinochet, Sergio Fernández y Mónica Madariaga, respectivamente.

 

Sin embargo, las numerosas dudas que generó el caso, sobre todo cómo pudo un cuerpo estar 11 días en un sitio eriazo registrado en varias ocasiones, siempre hicieron pensar a la familia Anfruns Papi que la verdad no se condijo con la resolución legal del proceso.

 

De acuerdo a versiones desarrolladas por el libro "Una verdad pendiente", de la periodista Soledad Pino, Rodrigo Anfruns Papi fue secuestrado por error, por agentes de los servicios de seguridad de la dictadura, por una rencilla personal entre oficiales de las Fuerzas Armadas.

 

Dos bandos se disputaban la participación en una operación de tráfico de armas, y problemas surgidos en la operación ilegal motivaron a un grupo a idear el secuestro de una menor, para intimidar a su familia, de la que era parte uno de sus enemigos.

 

El plagio se materializó, pero aunque el objetivo no era Anfruns, el niño cayó en las manos de militares, quienes a pesar de haber cometido un crimen, pudieron encubrir su accionar a raíz de su posición en el régimen. (Cooperativa.cl)