Dilma Rouseff y Marina Silva tienen la mayor intención de voto.
Las elecciones se realizarán el domingo.
Rousseff fue acusada de corrupción tras escándalo de Petrobras.
Las principales candidatas a la presidencia de Brasil, Marina Silva y Dilma Rouseff cerraron sus campañas de cara a las elecciones que se realizarán el próximo domingo.
Según las encuestas de intención de voto, Rouseff ganará las elecciones, pero sin superar el 50 por ciento, por lo que deberá disputar una segunda vuelta, que todos los sondeos dicen que sería frente a Silva, aunque aún tiene posibilidades el socialdemócrata Aécio Neves.
Rouseff concluyó su propaganda ofreciendo al país un "Gobierno nuevo con ideas nuevas", para "mantener lo bueno" y "cambiar lo malo".
Sin citar a Marina Silva, la presidenta volvió a censurar la "nueva política" que ofrece la ecologista.
"Hay candidatos que ofrecen algo nuevo, pero no dicen realmente qué van a hacer, no tienen propuestas concretas y lo único concreto que ofrecen es continuar con lo que se está haciendo", planteó Rouseff en alusión a los vastos programas sociales de su Gobierno.
Cierre de campaña de Silva
La ecologista Marina Silva, que se convirtió en candidata tras el fallecimiento de Eduardo Campos, concluyó su campaña este jueves en televisión con una dura crítica a la mandataria, a la que acusó de "mentir" en relación a la corrupción.
"Miente quien dice que no sabía que había robos en la (estatal) Petrobras, miente quien dice que no sabe lo que está pasando con la corrupción en este país", declaró Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB).
Silva respondió a las afirmaciones de Rousseff en el sentido de que ella había "mentido" al electorado al sostener que, cuando era senadora, votó por mantener un impuesto que financiaba a la salud pública, pese a que los registros del Congreso dicen lo contrario.
"Que no me llamen mentirosa", aseveró Silva.
La candidata aludió a sus orígenes humildes en su último discurso: "Soñé un día con cosas simples. Soñé con dejar de ser analfabeta y lo conseguí a los 16 años, cuando fui a la ciudad. Cuando volvía a ver a mi familia, veía que hablaban un mal portugués, pero ellos conocían los secretos de la selva".
En ese ambiente hostil y de pobreza, conoció "el respeto a la diversidad" y prometió aplicarlo a la tarea de gobernar si fuera elegida presidenta.
