Las ilusiones del tenista Paul Capdeville (100º) en la víspera de su encuentro ante Paul-Henri Mathieu (25º) eran altísimas y sólo chispazos de su empuje demostró ante el francés, que se llevó el duelo por 6-7 (5), 6-0, 6-4 y 6-4 dando punto final a la aventura del chileno en Australia.
En 186 minutos que duró el partido en la pista 6 del Melbourne Park, el oriundo de Vitacura tuvo de todo: momentos de gran lucidez, agresividad, talento y calma, pero también vivió lo contrario al ofuscarse con el árbitro, mostró ratos de displicencia y se equivocó en momentos claves.
El espigado jugador logró llevarse la primera manga parándose de igual a igual ante un rival que lo antecede en el ranking por más de 80 puestos y lo hizo bien, con inteligencia y, sacando provecho a su potente derecha, forzó y se llevó un cerrado tie break alimentando las esperanzas de una actuación histórica.
Lo que vino después fue para el olvido. Sólo segundos después de brindar un excelente tenis, Capdeville se derrumbó y prácticamente entregó el segundo parcial que se llevó el europeo por un fácil 6-0.
Se volvió a enchufar en el episodio siguiente y cuando parecía que retomaba la solidez exhibida en el arranque, perdió su servicio en un clave noveno game que el galo no desaprovechó y cerró con un 6-4 poniendo cuesta arriba la tarea para el santiaguino.
Ni siquiera el quiebre de la tercera raqueta nacional ya avanzado el cuarto set inquietó a la carta francesa para los próximos Juegos Olímpicos, que con mucha sangre fría más una variedad de golpes de calidad, revirtió el traspié en base a dos breaks consecutivos.
Así, en su irregular estilo, lleno de luces y sombras, Capdeville se quedó en el camino en la segunda ronda del Abierto de Australia en la misma instancia que cayó en 2007, pero dejando la sensación que pudo más, pero cayó presa de sus propios errores. (Cooperativa.cl)