Murió Deborah Kerr, la "primera dama de Hollywood"
La protagonista de la cinta "De aquí a la eternidad" padecía del mal de Parkinson desde hace siete años y se encontraba viviendo en la ciudad de Suffolk, Inglaterra.
La protagonista de la cinta "De aquí a la eternidad" padecía del mal de Parkinson desde hace siete años y se encontraba viviendo en la ciudad de Suffolk, Inglaterra.
Vea la popular escena del filme "De aquí a la eternidad"
Deborah Kerr, protagonista de filmes tan conocidos como "El rey y yo", junto a Yul Brynner, o "De aquí a la eternidad", en la que protagonizó con Burt Lancaster uno de los besos más famosos de la historia del cine, murió a los 86 años de edad.
La actriz británica, a la que se diagnosticó el mal de Parkinson hace unos siete años, falleció este martes en Suffolk, en el sureste de Inglaterra, según informó este miércoles su agente.
Seis veces candidata al Oscar a la mejor actriz, consiguió finalmente en 1994 uno honorífico de la Academia de Hollywood.
Nacida en 1921 en Escocia, Kerr era el prototipo de la belleza femenina británica. Sin embargo, era una actriz muy versátil, y la fogosa sensualidad que exhibió en "De aquí a la eternidad" (1953), de Fred Zinnemann, destapó otra faceta de su personalidad.
La intérprete, que estaba casada en segundas nupcias desde 1960 con el novelista y guionista Peter Viertel, y deja dos hijas y tres nietos, pasó muchos veranos en la localidad alpina de Kloster (Suiza) e inviernos en Marbella (España).
Sin embargo, cuando se agravó su estado mental por culpa del Parkinson regresó a Inglaterra para estar más cerca de los suyos.
Deborah Kerr quiso en un principio ser bailarina, pero después de un año de formación en la escuela de ballet de Sadler's Wells, en Londres, se decidió por la carrera de actriz.
Con dieciocho años tuvo su estreno escénico en Bristol (suroeste de Inglaterra) en un pequeño teatro al aire libre, tras lo cual siguió una temporada con la Oxford Repertory Company.
Preocupada por su seguridad, su madre la hizo regresar a Bristol, donde durante la Segunda Guerra Mundial, Deborah la ayudó en la cantina de la Fuerza Aérea.
Kerr estaba decidida, sin embargo, a seguir su carrera teatral y regresó a Londres, donde hizo diversos trabajos hasta conseguir en 1941 su primer papel importante en el cine en el filme "Major Barbara".
Poco después le ofrecieron el papel de protagonista en la película "Love on the Dole", un rol que había dejado vacante Wendy Hiller.
En 1945, hizo una gira por Francia, Bélgica y Holanda con la obra de teatro "Gaslitht", y un año después se produjo su descubrimiento por Hollywood, el mismo año en que se estrenó su película "Narciso negro", que protagonizó junto a Peter Finch.
Kerr se trasladó a Hollywood con un contrato con la Metro Goldwyn Mayer (MGM) y muy pronto se había ganado ya el mote de "Primera Dama de Hollywood".
La actriz británica llegó justo al final de la gran era de la meca del cine y gracias a la eficaz labor de los grandes estudios de Hollywood su rostro ocupó durante años las primeras portadas de las revistas.
Deborah Kerr supo agradecérselo, y así en cierta ocasión declaró: "Estoy eternamente agradecida a MGM y a la Twentieth Century Fox por haberme dado un nombre que hace que la gente afluya a los cines porque me encanta actuar. Y digo actuar y no ser una estrella".
En 1953 hizo una de sus películas más exitosas, "De aquí a la eternidad", en la que protagonizó con Burt Lancaster una escena de sexo tan atrevida para la época que se hicieron en ella algunos cortes.
Hizo también varios papeles con Robert Mitchum a partir de "Heaven Knows, Mr. Allison", de 1957, y el magnetismo que transmitían ambos intérpretes en las películas en las que actuaron se convirtió en un gran imán para el público.
En los sesenta, Mitchum y Kerr hicieron "The Sundowners" y "The Grass in Greener" y veinte años más tarde volvieron a trabajar juntos en una película para la televisión titulada "Reunión en Fairbrother" en la que interpretaban a una pareja que vivió un idilio durante la guerra y volvió a encontrarse cuarenta años después.
Su segundo marido dijo de ella en cierta ocasión: "Deborah es muy inglesa, la educación le marca a uno de por vida y ella no puede dejar de ser inglesa. Quiero decir que tiene un código que dice cómo hay que comportarse en cada ocasión".
Y si la actriz se definió a sí misma una vez como "un clown por dentro", también dijo en otra ocasión: "Soy muy limpia y ordenada. Odio que todo esté patas arriba. Puede decirse que estoy limpia por dentro y por fuera". (EFE)